El juez descarta forzar la venta de Chrome y limita a Google

Última actualización: septiembre 7, 2025
  • Un juez federal determina que Google no tendrá que vender Chrome ni separar Android.
  • Se prohíben acuerdos de exclusividad en la distribución de Búsqueda, Chrome, Assistant y Gemini, aunque podrán mantenerse pagos por ser opción predeterminada.
  • Google deberá compartir parte del índice de búsqueda y datos agregados de interacción con rivales cualificados, con salvaguardas de privacidad.
  • El mercado aplaude el fallo; el Departamento de Justicia estudia próximos pasos y persiste otro caso sobre su negocio publicitario.

Fallo judicial sobre Google y Chrome

El caso antimonopolio más sonado contra Google en años ha dado un giro clave: un juez federal en Washington D. C. ha decidido que Google Chrome no se verá obligado a vender. La resolución, extensa y minuciosa, rechaza la desinversión del navegador como remedio y opta por una batería de medidas conductuales para atajar los abusos detectados en la distribución de la búsqueda.

Lejos de cerrar el asunto, el fallo impone obligaciones relevantes: la compañía deberá abrir a rivales cualificados parte de su índice y datos de consultas para facilitar una competencia más viable en búsqueda y servicios relacionados, al tiempo que limita los acuerdos que blindaban posiciones de privilegio en dispositivos y plataformas.

Qué ha decidido exactamente el tribunal

En una decisión de más de 200 páginas firmada por el juez Amit Mehta, el tribunal descarta la venta forzosa de Chrome y la desinversión de Android solicitadas por el Gobierno, al considerarlas desproporcionadas y técnicamente complejas para este caso concreto.

El núcleo del remedio pasa por vetar acuerdos de exclusividad en la distribución de productos como Google Search, Chrome, el asistente de voz y la aplicación Gemini en móviles, ordenadores y otros dispositivos. El objetivo es abrir ventanas de entrada a competidores sin desmontar el negocio central de Alphabet.

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A la vez, el juez autoriza que continúen los pagos por posición predeterminada (por ejemplo, en navegadores o sistemas operativos de terceros), al estimar que prohibirlos por completo causaría daños colaterales a socios y consumidores. El tribunal también descartó imponer una “pantalla de elección” universal en los productos de Google.

Para fomentar alternativas reales, Google deberá dar a rivales que cumplan requisitos de elegibilidad acceso a partes de su índice de búsqueda y a métricas agregadas de interacción, con límites claros: no incluye datos publicitarios ni información que comprometa la privacidad. El propio juez reconoce que la irrupción de la IA obliga a mirar “hacia adelante”, pero subraya que hoy Google sigue dominando la búsqueda tradicional.

La compañía había alertado de posibles riesgos para la privacidad en un esquema de intercambio de datos; el tribunal acota qué se comparte y con quién para mitigar ese impacto, centrando el acceso en lo necesario para reducir las barreras de entrada.

Decisión judicial sobre Chrome y la búsqueda

Cómo afectará a Google y a sus socios

La lectura inmediata de los mercados fue positiva: las acciones de Alphabet repuntaron más de un 7% tras conocerse la decisión, mientras que Apple también avanzó con fuerza, beneficiada por la posibilidad de mantener los acuerdos de búsqueda por defecto que aportan ingresos significativos.

El Departamento de Justicia valoró el alcance de las medidas como una victoria relevante, aunque dejó la puerta abierta a apelar o a perseguir correcciones adicionales si lo considera insuficiente. Por su parte, Google celebró que el tribunal reconozca los cambios en el sector impulsados por la IA, pero mostró inquietud por el efecto de las obligaciones de compartir datos en la privacidad de los usuarios.

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Entre los terceros interesados, Mozilla/Firefox y otros actores han advertido históricamente de que restringir en exceso los acuerdos con Google podría comprometer sus ingresos; el fallo trata de equilibrar esas dependencias evitando exclusividades, pero sin cortar de raíz los pagos por distribución.

La empresa también ha indicado que seguirá defendiendo su posición en las instancias correspondientes y que planea recurrir aspectos de las conclusiones previas de monopolio, lo que alarga una batalla legal que se remonta a 2020.

Impacto del fallo en el mercado y socios

IA, competencia y el futuro de la búsqueda

El tribunal asume que la IA generativa está remodelando cómo encontramos información: de los listados clásicos de resultados se pasa a “motores de respuesta” y asistentes conversacionales. Aun así, el juez considera que esos servicios no sustituyen hoy a la búsqueda generalista, por lo que las medidas buscan estimular competencia inmediata sin apostar todo a un futuro incierto.

Con acceso acotado al índice y a datos agregados, rivales como DuckDuckGo o Bing podrán entrenar y afinar mejor sus sistemas, reduciendo la brecha de calidad que genera el efecto de red del buscador de Google. La exigencia pretende atacar la barrera más dura: la escala y los datos acumulados durante años.

En paralelo, la decisión desactiva la posibilidad de que Chrome se convirtiera en objeto de subasta, pese al interés mostrado en los últimos meses: Perplexity llegó a plantear una oferta de 34.500 millones de dólares y desde el entorno de OpenAI también se deslizó apetito por el navegador, según declaraciones públicas.

Para Google, la prioridad declarada es seguir lanzando productos innovadores que la gente elige, integrando IA en la búsqueda y en servicios como Gemini; para los reguladores, el reto será comprobar si las nuevas obligaciones abren realmente espacio a alternativas solventes.

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IA y competencia en el ecosistema de búsqueda

Qué queda por resolverse

El procedimiento no cierra el frente regulatorio. Aún está en marcha otro caso del Departamento de Justicia sobre el negocio publicitario digital de Google, en el que ya se han dictado resoluciones parciales y que podría desembocar en remedios adicionales.

Además, el propio departamento ha indicado que evalúa si el alivio va lo suficientemente lejos en este caso, con la posibilidad de nuevas acciones o matices en la ejecución. La sentencia prevé un periodo de aplicación y supervisión para verificar el cumplimiento, especialmente en el intercambio de datos con competidores.

En lo contractual, el fallo no impone una “pantalla de elección” universal ni prohíbe todos los pagos a socios, pero sí elimina exclusividades y limita amarras que bloqueaban alternativas, intentando que la elección del usuario pese más que la inercia de las preinstalaciones.

Con la industria en plena transición hacia experiencias impulsadas por IA, el juez advierte contra los remedios que dependan de adivinar el futuro; de ahí la preferencia por medidas que abran el mercado hoy sin desmantelar piezas que, de forma colateral, podrían perjudicar a consumidores y socios.

Próximos pasos tras el fallo sobre Google y Chrome

El panorama que deja este fallo combina un freno claro a las exclusividades de distribución, un acceso acotado a datos para impulsar rivales y el mantenimiento de pagos por ser opción predeterminada; una solución intermedia que evita la venta de Chrome y que pondrá a prueba si, con estas reglas, la competencia en la búsqueda puede ganar aire sin sacrificar la privacidad ni la estabilidad del ecosistema.

Google no tendrá que vender Chrome
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