- El juez Amit P. Mehta descarta la venta forzosa de Chrome y Android.
- Se limitan los acuerdos de exclusividad y los "predeterminados" en dispositivos y navegadores.
- Google deberá compartir índices y señales de interacción con rivales que cumplan requisitos.
- Habrá apelaciones y supervisión técnica; el proceso puede alargarse varios años.
Tribunal federal
La batalla legal más sonada de la era digital se salda, por ahora, sin la medida extrema: Chrome ni separar Android. Así lo ha decidido un tribunal federal en Estados Unidos en un fallo que evita el desmantelamiento de activos clave, pero que, a cambio, impone límites relevantes a su forma de operar en distribución y acceso a datos.
El veredicto supone un punto de inflexión: se descarta la desinversión forzosa y, a la vez, se abre la puerta a que otros actores del sector accedan a información del buscador bajo condiciones estrictas, y plantea escenarios como la oferta de Perplexity por Chrome. remedios que opta por “remedios” menos intrusivos que una ruptura empresarial completa, pero suficientes para meter presión donde Google ha cimentado su ventaja.
Qué ha decidido exactamente el tribunal
ubicaciones predeterminadas
El juez Amit P. Mehta, del Distrito de Columbia, ha resuelto que desinversión de Chrome ni de Android. Rechaza así la salida más dura que pedía el Departamento de Justicia (DoJ), que aspiraba a trocear la compañía para corregir los efectos de su conducta en las búsquedas.
A cambio, el tribunal limita con fuerza los acuerdos de distribución que refuerzan posiciones por defecto en navegadores y móviles. exclusividades vinculadas a Chrome, el buscador, el Asistente y Gemini, y se acota el alcance de los pagos que aseguran ubicaciones predominantes. Seguir pagando por ubicaciones será posible, pero pagos por ubicaciones que cierren el paso a rivales.
Obligaciones: datos, contratos y supervisión
implementación del fallo
Uno de los cambios más sensibles es el acceso a información del buscador: compartir índices ciertos índices y señales de interacción, requisitos pensados para que terceros mejoren la calidad de sus resultados y puedan plantar cara en igualdad de condiciones.
El intercambio no será total: negocio publicitario y la ventana se abre solo para empresas que cumplan criterios definidos por el tribunal, limitando así quién accede y con qué alcance. Además, se refuerza la obligación de ofrecer servicios de búsqueda y sindicación en condiciones estándar para evitar barreras de entrada artificiales.
La sentencia contempla también mecanismos de implementación: se prevé una supervisión técnica durante varios años para verificar que las nuevas reglas se aplican en la práctica y no se diluyen con tácticas contractuales indirectas.
Por qué importa: datos y acuerdos por defecto
El golpe apunta a la palanca estratégica de la compañía: la acumulación de señales de uso que alimentan la relevancia del buscador. relevancia abre una rendija en un muro que durante décadas ha reforzado la posición de Google frente a alternativas.
También cambia el equilibrio en los acuerdos por defecto. Google ha invertido cifras multimillonarias para aparecer como opción predeterminada en plataformas y navegadores; en 2021, por ejemplo, destinó decenas de miles de millones a ese fin. Podrá seguir compitiendo por esas ubicaciones, pero ya no podrá bloquearlas en exclusiva.
Socios como Apple o fabricantes Android seguirán percibiendo remuneraciones por ubicaciones destacadas, pero con puertas abiertas a otros postores. Mozilla, muy dependiente de esos ingresos para sostener Firefox, respira con el mantenimiento de los acuerdos, aunque sin blindajes exclusivos.
En el lado crítico, voces como DuckDuckGo sostienen que las medidas se quedan cortas. A su juicio, DuckDuckGo para condicionar la competencia, incluso en la transición hacia búsquedas apoyadas en IA.
El contexto: un caso de años y un mercado en cambio
La causa arrancó en 2020 con demandas del DoJ y varios estados, y desembocó en un juicio de diez semanas. conducta monopolística en búsquedas, con pruebas que incluían pagos por defecto valorados en cifras colosales, como los más de 26.000 millones de dólares de un solo año.
Mientras tanto, el terreno se ha movido con la llegada de la IA generativa, y hay debates sobre el futuro de internet según Microsoft que pueden alterar el tablero, y que el remedio no debe sobrerreaccionar en plena transición. Google, por su parte, impulsa funciones como AI Mode y Gemini integradas en resultados, intentando no ceder terreno ante nuevos asistentes y chatbots.
Reacciones y próximos pasos
Google ha manifestado reservas sobre el impacto en la privacidad de sus usuarios y ha adelantado que estudia recurrir; el Departamento de Justicia también valora apelación. Si el caso escala, el desenlace definitivo podría estirarse varios años y llegar al Tribunal Supremo.
Mientras se resuelven los recursos, la compañía tendrá que adaptarse a las limitaciones impuestas: transparencia de datos para rivales cualificados y vigilancia sobre sus contratos de distribución. Todo ello con un ojo puesto en que las nuevas reglas no desestabilicen a socios que hoy dependen de esos ingresos.
El fallo evita una cirugía mayor sobre Google, pero introduce cambios de calado en su forma de competir: no habrá venta de Chrome ni separación de Android, sí un recorte a las exclusividades y una apertura controlada del buscador que puede redefinir, poco a poco, el equilibrio de fuerzas en las búsquedas.