- WhatsApp abandona la app nativa en Windows para adoptar tecnología web basada en Chromium.
- Esta nueva versión incrementa el consumo de memoria RAM y reduce la velocidad de la aplicación.
- El cambio favorece la compatibilidad entre sistemas pero perjudica la integración y eficiencia.
- Meta prioriza el mantenimiento y unificación del código frente al rendimiento específico en Windows.
WhatsApp está en pleno proceso de transformación en su versión para Windows. La popular aplicación de mensajería, que desde 2022 ofrecía una versión nativa optimizada para el sistema operativo de Microsoft, ha dado marcha atrás y ahora apuesta de nuevo por un modelo basado en la web. Este cambio no ha pasado desapercibido, ya que está generando numerosos problemas de rendimiento y disparando el consumo de recursos en los ordenadores de muchos usuarios.
Durante años, WhatsApp estuvo disponible en Windows como un simple contenedor web, conocido por su alto consumo de memoria RAM, lentitud y pobre integración con el sistema. Todo esto cambió hace tres años, cuando Meta, la compañía detrás de la aplicación, decidió lanzar una versión nativa que mejoraba notablemente la experiencia, reduciendo la carga sobre los equipos e integrándose mejor con las funciones de Windows. Sin embargo, la nueva beta de WhatsApp para Windows ha supuesto un retroceso importante en este terreno.
El regreso a una app basada en WebView2
Meta ha decidido abandonar la aplicación nativa UWP (WinUI) en favor de un contenedor basado en WebView2, la tecnología de Microsoft que utiliza el motor Chromium (el mismo que emplea el navegador Edge). Esto implica que la nueva app de WhatsApp para Windows vuelve a ser, en esencia, una versión web camuflada como aplicación de escritorio, dejando atrás muchas de las ventajas que aportaba el cliente nativo.
Según las pruebas realizadas por diversos medios como Windows Latest, esta decisión ha tenido consecuencias muy claras en el funcionamiento diario de la aplicación. Ahora, utilizar WhatsApp en Windows implica enfrentarse a una mayor lentitud en la apertura de la app, demoras a la hora de gestionar chats y un consumo de memoria RAM que llega a superar en un 30% a la versión anterior. En situaciones de uso intensivo, algunos usuarios han reportado que la aplicación llega a ocupar hasta 1 GB de RAM, un valor llamativo para un simple cliente de mensajería.
No se trata solo de cifras: la experiencia de usuario se resiente. La nueva versión abre numerosos procesos en el sistema (hasta ocho diferentes relacionados con WebView2), cuando la anterior solo requería uno. Esto implica fragmentación en el uso de recursos del PC, lo que puede provocar bloqueos, cierres inesperados y una menor autonomía en ordenadores portátiles, especialmente en aquellos menos potentes.
¿Por qué Meta abandona la eficiencia de la app nativa?
La principal razón, según se ha podido saber, es la simplicidad que ofrece el desarrollo multiplataforma. Con una sola base de código —basada en tecnologías web como HTML, CSS y JavaScript—, Meta puede mantener WhatsApp funcionando igual en Windows, Mac, Linux y otros sistemas con un menor esfuerzo y costes de mantenimiento. Esta estrategia es habitual en pequeños desarrolladores, pero sorprende viniendo de una empresa de la magnitud de Meta, sobre todo teniendo en cuenta los más de 1.400 millones de dispositivos Windows activos cada mes.
No obstante, el sacrificio es evidente para los usuarios. La versión nativa garantizaba una integración plena con Windows: velocidad de arranque, bajo impacto en memoria y CPU, notificaciones fiables e incluso funciones avanzadas como llamadas grupales con hasta 32 personas. Todo esto se ve afectado o limitado en la nueva app que actúa como simple “puente” con la versión web.
Meta, en sus propios documentos, defendía hace poco los beneficios de las aplicaciones nativas: más rendimiento, fiabilidad y productividad. Paradójicamente, ahora deja de lado esa filosofía en favor de la unificación de plataformas, ante el asombro de muchos de sus usuarios más fieles.
Impacto real en el día a día: lentitud y frustración
El cambio ya ha empezado a notarse entre quienes participan en el programa beta de WhatsApp para Windows, así como en usuarios que han recibido la nueva versión a través de la Microsoft Store. Las quejas no se han hecho esperar: desde demoras importantes al abrir la aplicación, hasta una pérdida notable de fluidez al gestionar múltiples chats o archivos de gran tamaño.
Además, la batería de los portátiles sufre al tener que alimentar varios procesos simultáneamente, algo que antes no ocurría con la app nativa. El diseño visual también se ve afectado, ya que la nueva versión abandona los controles y elementos propios de Windows 11, perdiendo uniformidad e integración con el resto del sistema.
Los usuarios destacan que esta decisión “empeora claramente la experiencia”, especialmente para quienes valoraban una aplicación optimizada y adaptada a las características de Windows. Ahora, se ven obligados a utilizar un producto más lento y exigente solo para facilitar el trabajo de mantenimiento a Meta.