Un Mac repleto de archivos importantes puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza. Si te encuentras en esta situación, seguramente estés buscando una forma rápida y segura de liberar espacio en tu ordenador sin perder esos documentos, fotos y vídeos que tanto aprecias. La solución está en tu mano: transferir todo ese contenido a un disco duro externo.
En este artículo te voy a contar paso a paso cómo hacerlo de forma sencilla, aprovechando al máximo las herramientas que macOS pone a tu disposición. Verás que no hace falta ser un experto en informática para lograrlo. ¿Estás listo para poner orden en tu Mac y darle un respiro a su almacenamiento interno? ¡Vamos allá!
Antes de lanzarte a copiar archivos como un loco, es crucial que elijas el disco duro externo adecuado. No todos son iguales, y tu elección puede marcar la diferencia entre una transferencia fluida y un auténtico quebradero de cabeza.
Lo primero que debes tener en cuenta es la capacidad de almacenamiento. Echa un vistazo a cuánto espacio ocupan los archivos que quieres transferir y asegúrate de que el disco externo tenga suficiente capacidad para albergarlos, con margen para futuras adiciones.
La velocidad de transferencia es otro factor clave. Los discos con conexión USB 3.0 o Thunderbolt ofrecen las tasas más altas, lo que se traduce en menos tiempo de espera. Si tienes un Mac reciente, apuesta por un disco compatible con USB-C para aprovechar al máximo su potencial.
Por último, no olvides considerar la portabilidad y la durabilidad. Si planeas llevar el disco de un lado a otro, busca modelos compactos y resistentes a golpes. Marcas como Western Digital o Seagate ofrecen opciones interesantes en este sentido.
Conexión y reconocimiento: tu Mac y el disco externo, mano a mano
Una vez que tengas tu flamante disco duro externo, es hora de conectarlo a tu Mac. Parece una obviedad, pero asegúrate de que ambos dispositivos estén encendidos antes de establecer la conexión.
En la mayoría de los casos, macOS reconocerá automáticamente el disco y lo mostrará en el escritorio. Si no aparece, no entres en pánico. Ve al Finder y comprueba si aparece en la barra lateral, bajo el apartado «Ubicaciones».
Si aún así no lo ves, puede que necesites formatear el disco. Para ello, abre la aplicación «Utilidad de Discos», selecciona tu disco externo y haz clic en «Borrar». Elige el formato «APFS» si solo lo usarás con Macs, o «exFAT» si necesitas compatibilidad con Windows.
Ahora que tu Mac y el disco externo se entienden, es momento de comenzar la transferencia. Existen varias formas de hacerlo, pero te voy a contar las más eficientes:
1. Arrastrar y soltar: Es el método más intuitivo. Simplemente selecciona los archivos que quieres mover, arrástralos hasta el icono del disco externo y suéltalos. Fácil, ¿verdad?
2. Copiar y pegar: Selecciona los archivos, pulsa Cmd+C para copiarlos, haz clic en el disco externo y pulsa Cmd+V para pegarlos. Este método es ideal si quieres mantener una copia en tu Mac.
3. Usar Time Machine: Si lo que buscas es hacer una copia de seguridad completa, Time Machine es tu mejor aliado. Conecta el disco, ve a Preferencias del Sistema > Time Machine, selecciona el disco y deja que la magia ocurra.
Organización: la clave para no perder nada
Transferir archivos está bien, pero organizarlos es aún mejor. Te ahorrarás muchos dolores de cabeza en el futuro si dedicas un tiempo a estructurar tus archivos en el disco externo.
Crea carpetas con nombres descriptivos para cada tipo de contenido. Por ejemplo, «Fotos 2023», «Documentos de trabajo», «Proyectos personales», etc. Puedes ir un paso más allá y utilizar etiquetas de color para clasificar visualmente tus archivos.
No olvides mantener cierta coherencia con la estructura que tenías en tu Mac. Así, cuando necesites recuperar algo, sabrás exactamente dónde buscarlo.
Verificación: asegúrate de que todo está en su sitio
Antes de cantar victoria, es fundamental que compruebes que todos los archivos se han transferido correctamente. Puede parecer tedioso, pero es un paso crucial para evitar sorpresas desagradables.
Compara el tamaño total de los archivos en tu Mac con los del disco externo. Deberían ser prácticamente idénticos (puede haber pequeñas variaciones debido al sistema de archivos).
Abre algunos archivos al azar en el disco externo para asegurarte de que se pueden leer correctamente. Presta especial atención a archivos importantes o que uses con frecuencia.
Si todo está en orden, ¡enhorabuena! Has completado con éxito la transferencia. Ahora puedes liberar espacio en tu Mac eliminando los archivos que ya has movido al disco externo.
Mantenimiento: cuida tu disco externo
Ahora que has confiado tus preciados archivos a un disco externo, es importante que lo cuides adecuadamente. Aquí tienes algunos consejos para prolongar su vida útil:
Desconecta siempre de forma segura. Utiliza la opción «Expulsar» antes de desconectar físicamente el disco para evitar corrupciones de datos.
Mantén el disco en un lugar fresco y seco. El calor y la humedad son enemigos de los dispositivos electrónicos.
Realiza chequeos periódicos con la Utilidad de Discos para detectar y corregir posibles errores antes de que se conviertan en problemas graves.
Considera hacer copias de seguridad de tu disco externo en la nube o en otro dispositivo si contiene información crítica.
Con estos pasos, habrás conseguido transferir tus archivos de Mac a un disco duro externo de forma segura y eficiente. Recuerda que la clave está en la organización y en mantener buenas prácticas de cuidado de tus dispositivos. Tu Mac te lo agradecerá con un rendimiento mejorado, y tú disfrutarás de la tranquilidad de saber que tus archivos están a salvo y bien organizados.