- Un sismo de magnitud 7,3 se registró cerca de Sand Point, Alaska.
- Se emitió y canceló una alerta de tsunami en la costa sur del estado.
- No se reportaron víctimas ni daños estructurales significativos.
- Alaska continúa siendo una de las regiones con mayor actividad sísmica.
La tranquilidad habitual de la costa sur de Alaska se vio interrumpida este miércoles por un potente terremoto de magnitud 7,3. El temblor, que sacudió especialmente la zona de Sand Point y comunidades cercanas, activó de inmediato los protocolos de emergencia y la emisión de una alerta de tsunami para varias localidades próximas al epicentro. Las autoridades, sin embargo, confirmaron horas después que el fenómeno no dejó consecuencias materiales relevantes ni víctimas a lamentar.
Alaska, una de las regiones más sísmicamente activas del mundo, volvió a situarse en el foco de atención de científicos y organismos de protección civil. Desde hace décadas, el estado registra temblores considerables de manera frecuente, y en este caso la respuesta de los sistemas de alerta posibilitó que la población siguiera las indicaciones de evacuación con agilidad y sin incidentes graves.
El terremoto y la activación de la alerta de tsunami
El sismo tuvo lugar a las 12:37 del mediodía, hora local, con epicentro a 87 kilómetros al sur de Sand Point, en el archipiélago Shumagin y a una profundidad de algo más de 20 kilómetros según los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). En los minutos posteriores, el Centro Nacional de Alerta de Tsunamis emitió una advertencia para un amplio tramo costero, que incluyó zonas desde Kennedy Entrance hasta Unimak Pass, y se instó a la población a trasladarse a terrenos más altos o buscar refugio en edificios resistentes.
Los sistemas de aviso funcionaron de manera coordinada: sirenas comunitarias, alertas en móviles, avisos por radio y comunicaciones en redes sociales sirvieron para informar a los habitantes de municipios como Sand Point, Kodiak, Cold Bay, King Cove y Unalaska. Incluso en ciudades alejadas como Anchorage se percibió el temblor, aunque sin consecuencias reseñables.
La alerta de tsunami fue rebajada a aviso en menos de una hora y finalmente cancelada a las 14:45 tras comprobar que el nivel del mar apenas mostró variaciones significativas (en Sand Point, la máxima altura registrada fue de apenas 10 centímetros con marea baja). Se descartó cualquier riesgo para otras regiones del Pacífico, como la costa oeste de Estados Unidos, Hawái o Canadá.
La respuesta local siguió los protocolos habituales, con evacuaciones puntuales y puntos de encuentro en áreas elevadas, como escuelas o laderas cercanas. Los residentes actuaron con calma y, al confirmarse la ausencia de daños, pudieron regresar a sus hogares poco después.
Alaska, epicentro histórico de terremotos y tsunamis
La actividad sísmica es un fenómeno recurrente en esta región. Alaska se encuentra en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, una franja geológica de gran inestabilidad. Cada año, el estado suele experimentar, al menos, un temblor de magnitud igual o superior a 7. De hecho, el área afectada por el terremoto lleva encadenando eventos de importancia desde el año 2020.
Según los expertos, no se trata de episodios aislados sino de una secuencia prolongada. El propio sismólogo estatal, Michael West, destacó que ya son cinco los terremotos superiores a magnitud 7 que se han registrado en la zona en los últimos cinco años. Aunque estos eventos suelen atraer la atención mediática, el propio West aclaró que «no es motivo para alarmarse en exceso», si bien aconseja a la población mantener la precaución ante nuevas réplicas o eventos futuros.
Alaska fue escenario en 1964 del segundo terremoto más potente de la historia moderna, con una magnitud de 9,2. Aquella catástrofe arrasó Anchorage y provocó un tsunami que afectó al Golfo de Alaska, Hawái y parte de la costa oeste de Norteamérica, dejando más de 250 víctimas. Otros episodios, como el megatsunami de la Bahía de Lituya de 1958, forman parte de la memoria colectiva local y han motivado la creación de sofisticados sistemas de alerta y evacuación.
Las autoridades y organismos científicos insisten en la importancia de estar preparados, especialmente en zonas de costa: conocer las rutas de evacuación, identificar los puntos de encuentro seguros y actuar con rapidez si se percibe un temblor intenso son recomendaciones recurrentes para minimizar riesgos.
Balance y lecciones del último sismo
Este evento demuestra que, con una planificación adecuada y sistemas de alerta eficaces, las comunidades pueden responder de manera rápida y efectiva ante emergencias sísmicas. Aunque no se registraron daños estructurales relevantes ni víctimas, pequeños incidentes como roturas o desperfectos menores evidencian la importancia de seguir fortaleciendo la resiliencia en zonas de riesgo.
El «efecto de agotamiento» entre los residentes, que han tenido que realizar varias evacuaciones desde 2018 por alertas similares, preocupa a los expertos en gestión de emergencias. Aun así, la rápida reacción de la población y la coordinación de los sistemas de alerta han demostrado una eficaz capacidad de respuesta ante estos fenómenos naturales.
Este tipo de eventos resaltan la vulnerabilidad continua de Alaska ante grandes seísmos y tsunamis, además de la necesidad constante de mantener protocolos actualizados, educar a la población y reforzar las infraestructuras en las zonas más expuestas. La resiliencia mostrada por los habitantes de la región evidencia su capacidad para adaptarse y sobrevivir en una de las áreas más activas desde el punto de vista geológico.