- Restricción parcial de llamadas en WhatsApp y Telegram; los mensajes de texto siguen operativos.
- Moscú alega fraude, extorsión y seguridad; exige cumplimiento de la ley para revertir el bloqueo.
- Fallos generalizados en llamadas y miles de incidencias; WhatsApp y Telegram responden.
- Contexto de mayor control digital y empuje de la app nacional MAX.
Rusia ha activado una restricción parcial de las llamadas a través de WhatsApp y Telegram en todo el país. Las autoridades sostienen que la medida es necesaria para frenar estafas, extorsiones y otros delitos que, según denuncian, se coordinan con frecuencia mediante estas plataformas.
El regulador Roskomnadzor y el Ministerio de Desarrollo Digital explican que el bloqueo se centra en las llamadas y que no afecta al envío de mensajes. El acceso total al servicio de voz podría restablecerse si ambas plataformas se ajustan a la legislación rusa y atienden los requerimientos de seguridad trasladados por las autoridades.
Qué cambia para los usuarios y cuál es el alcance
La intervención se aplica principalmente a las llamadas de audio y, de acuerdo con reportes locales, en algunos casos también impacta a las videollamadas. Roskomnadzor subraya que no se han introducido otras limitaciones de funcionamiento en WhatsApp ni en Telegram.
Desde el fin de semana, numerosos usuarios en Rusia han reportado fallos al intentar comunicarse por voz: las llamadas no conectan o se cortan, y en ocasiones se escucha con interferencias. Varios testimonios señalan que el resto de funciones, como texto y envío de archivos, sigue disponible.
En las últimas horas, servicios de monitorización han registrado miles de incidencias: más de 7.000 en Telegram y más de 3.300 en WhatsApp, con un pico entre las 9:30 y las 13:00. Además, verificaciones sobre el terreno describen llamadas casi inoperativas en Telegram y, en el caso de WhatsApp, una calidad de audio tan degradada —con “zumbidos” e interrupciones— que impide conversar con normalidad.
Las autoridades vinculan este movimiento con el despliegue, desde 2024, de un sistema antifraude que bloquea suplantaciones en la telefonía tradicional. Según Roskomnadzor, el cierre de esa vía provocó que muchas de estas comunicaciones delictivas migrasen a los mensajeros extranjeros, de ahí el nuevo freno a las llamadas.
WhatsApp y Telegram suman una base masiva en el país: datos de Mediascope sitúan a WhatsApp con más de 96 millones de usuarios mensuales y a Telegram con más de 89 millones, lo que amplifica el impacto de cualquier alteración en el servicio de voz.
Motivos oficiales, condiciones para revertir el bloqueo y reacciones
Roskomnadzor justifica el paso por el uso de estas apps en fraude, extorsión y presunto sabotaje, y reprocha a sus responsables haber desoído peticiones previas para implementar contramedidas. El objetivo principal es atajar conductas delictivas detectadas por fuerzas de seguridad y denunciadas por ciudadanos.
Las cifras oficiales muestran un problema de gran escala: el Ministerio del Interior contabilizó en 2024 más de 448.000 víctimas de fraude en línea, con pérdidas de unos 200.000 millones de rublos (aprox. 2.000 millones de dólares). En paralelo, el diputado Antón Nemkin señala que los ataques a usuarios de WhatsApp se multiplicaron por 3,5 desde 2024.
El Ministerio de Desarrollo Digital insiste en que las medidas afectan solo a las llamadas y que el acceso se restablecerá si las plataformas cumplen la normativa local. Entre las exigencias citadas por legisladores figuran abrir una entidad legal en Rusia, cooperar con Roskomnadzor y con las fuerzas del orden, y acatar plenamente las leyes nacionales.
El pulso no es nuevo. Moscú ha sancionado a compañías tecnológicas por incumplimientos de localización de datos: recientemente, Telegram fue multada por no alojar información de ciudadanos rusos en el país, en el marco de una supervisión más estricta del ecosistema digital.
Desde WhatsApp señalan que el servicio es privado y cifrado de extremo a extremo, y que se oponen a intentos gubernamentales de vulnerar el derecho a una comunicación segura. La compañía denuncia que Rusia intenta bloquear su uso a más de 100 millones de personas en el país.
Telegram, por su parte, asegura que combate activamente la incitación a la violencia y el fraude en las zonas públicas de la plataforma, y que sus moderadores —apoyados en herramientas de inteligencia artificial— eliminan millones de mensajes maliciosos cada día.
El contexto es el de un control creciente de la Red. En los últimos años se han aprobado leyes restrictivas y bloqueos a servicios que no se ajustan a las normas locales, además de cortes amplios de internet móvil durante el verano. El Gobierno trabaja con operadores en una “lista blanca” de servicios esenciales accesibles en interrupciones, y en Crimea autoridades designadas por Moscú han avisado de apagones móviles indefinidos. Aunque es posible esquivar parte de los filtros con VPN, estas herramientas también suelen ser bloqueadas de forma periódica.
Rusia impulsa un ecosistema propio. La apuesta es MAX, una aplicación de mensajería “nacional” desarrollada por VK que aspira a integrar chats, pagos y servicios públicos. Superó los 2 millones de registros en fase beta, prevé preinstalación obligatoria en nuevos móviles vendidos en el país y contempla compartir datos con las autoridades a requerimiento oficial. Instituciones y empresas públicas están siendo animadas a trasladar comunicaciones a esta plataforma, mientras voces en la Duma han advertido de que WhatsApp debería prepararse para dejar el mercado ruso si no se ajusta a las reglas.