- El 47% de los españoles afirma sentirse más optimista gracias a las redes sociales, especialmente por el contenido de amigos, familia y compañeros.
- Los jóvenes perciben con mayor intensidad el impacto positivo de las redes en la sociedad frente a los medios tradicionales.
- Más de la mitad toma medidas para cuidar su salud digital, filtrando contenidos y seleccionando cuentas positivas.
- Estudios en neurociencia muestran que el optimismo se refleja en patrones cerebrales similares y favorece la conexión social y el bienestar emocional.
En los últimos años, las redes sociales han dejado de ser solo espacios para la comparación o la saturación digital y han empezado a consolidarse como un motor de optimismo y bienestar emocional para millones de personas. Aunque a menudo se las vincula con efectos negativos, son cada vez más quienes encuentran inspiración y un impulso positivo navegando por sus perfiles a diario.
Así lo confirma un amplio estudio realizado recientemente en España, según el cual cerca de la mitad de los usuarios señala que el contenido que ve en sus redes mejora su estado de ánimo y su perspectiva de la vida. Este fenómeno no es casualidad: la clave está en quién publica y qué mensaje transmiten.
El entorno digital se ha transformado en un espacio donde florece la positividad sobre todo gracias a las publicaciones de amigos, familiares y compañeros de trabajo. La cercanía y la confianza que generan estas fuentes son el principal motor que impulsa una visión más optimista del día a día. Según el informe, el 64,8% de los usuarios destaca las publicaciones de amigos, el 62,4% las de familiares y más del 52% las de compañeros como las más inspiradoras. Incluso las marcas han encontrado un hueco en este ecosistema: cerca de un 39% reconoce recibir mensajes positivos desde los perfiles corporativos.
Esta tendencia a buscar y rodearse de buen rollo también se refleja en la elección de a quién seguir. Más de la mitad de los encuestados—un 58,7%—admite que prioriza las cuentas que comparten mensajes optimistas y constructivos. El objetivo es claro: tener un feed que aporte y sume, no que reste.
Diferencias claras con los medios tradicionales
El contraste entre el contenido de las redes sociales y el de los medios de comunicación convencionales es notorio. Mientras solo un 31,4% de las personas considera que las noticias de televisión transmiten optimismo, en prensa digital este porcentaje baja al 29,9% y en la escrita al 24,2%. Entre los jóvenes de 16 a 27 años la diferencia es aún mayor: el 62% cree que lo que ve en redes tiene un impacto positivo en la sociedad, cifra muy superior a la que atribuyen a los medios de toda la vida.
Este enfoque optimista no solo influye en el estado de ánimo individual, sino que también se asocia con una percepción más positiva sobre la salud y la evolución social. Más de la mitad de los participantes reconoce el papel de las redes para el desarrollo global, reforzando la idea de que pueden ser herramientas útiles para el bienestar colectivo y la transformación social.
Hábitos conscientes para cuidar el bienestar digital
El uso de las redes sociales puede llegar a ser intenso y hasta abrumar, pero cada vez más personas toman medidas para proteger su salud emocional. El informe recoge que una parte importante de los usuarios opta por filtrar los contenidos que reciben, bloquear cuentas que generan malestar, seguir solo a creadores con mensajes constructivos o incluso tomarse descansos periódicos de ciertas plataformas.
Estas prácticas muestran una actitud activa y responsable para evitar la saturación informativa y priorizar un entorno digital más saludable, equilibrado y positivo. El hecho de que más del 50% de los encuestados afirme haber implementado estos métodos evidencia que la conciencia sobre el bienestar digital está al alza.
Además, el optimismo digital parece influir directamente en la percepción de la salud: hay un 60% de personas optimistas sobre su salud mental y un 56% respecto a la salud física. Esto refuerza la relación entre el consumo de contenido positivo y el bienestar general.
La ciencia detrás del optimismo y las redes sociales
Más allá de los cuestionarios y encuestas, la neurociencia también ha estudiado cómo el optimismo se refleja de forma tangible en el cerebro. Investigaciones recientes han demostrado que los cerebros de las personas optimistas presentan patrones de actividad similares entre sí al imaginar el futuro, especialmente en la corteza prefrontal medial, una zona clave para proyectar escenarios y planificar.
Por el contrario, los cerebros de quienes tienden al pesimismo muestran patrones mucho más variados e individuales, lo que sugiere que la visión positiva del mundo favorece la conexión y la empatía. Esta uniformidad podría explicar por qué los optimistas socializan más fácilmente y tienen vínculos más sólidos, tanto fuera como dentro del entorno digital.
Los estudios subrayan también que el cerebro se puede entrenar para adoptar una visión más positiva. Prácticas como la gratitud, la meditación o compartir contenidos esperanzadores contribuyen a desarrollar estructuras cerebrales asociadas al bienestar emocional y social.
Deslizando por las redes, no solo accedemos a historias, memes o novedades, sino que participamos en una corriente colectiva de motivación y apoyo emocional. Las plataformas digitales pueden ser, si sabemos usarlas, auténticos refugios de buen ánimo y conexión real.
El auge del optimismo digital revela un cambio de mentalidad: cada vez somos más conscientes de cómo nos afecta lo que leemos y vemos en pantalla, y elegimos rodearnos de contenido capaz de sumar y hacernos sentir mejor, tanto en lo personal como en lo social.