- Jugadores critican el rendimiento de Borderlands 4, especialmente en PC, con reseñas mixtas en plataformas como Steam.
- Randy Pitchford defendió que el rendimiento depende del hardware del usuario y sugirió solicitar reembolsos si no hay satisfacción.
- Notch intervino y reprochó la postura del jefe de Gearbox; Pitchford respondió con un comentario irónico.
- La conversación encendió a la comunidad y el debate sigue abierto sobre optimización y comunicación con los jugadores.
La conversación en torno a Borderlands 4 sigue al rojo vivo después de que Randy Pitchford, máximo responsable de Gearbox, entrara en una disputa pública por el rendimiento del juego. A las quejas de la comunidad se sumó Markus Notch Persson, creador de Minecraft, desencadenando un cruce de mensajes que ha dado mucho que hablar.
Mientras numerosos jugadores lamentan caídas de rendimiento y problemas de optimización —en especial en PC—, Pitchford defendió el estado del título y puso el foco en la configuración de cada equipo. Este intercambio, con tonos subidos y respuestas cruzadas, ha alimentado la percepción de que la comunicación entre estudio y comunidad atraviesa un momento delicado.
Qué ha pasado con el rendimiento y la defensa de Pitchford
Tras el estreno, las valoraciones del público se han vuelto dispares en Steam, reflejando que parte de los usuarios se topa con bajones de FPS, tirones y ajustes que no terminan de cuajar. En consola, aunque el debate es menos ruidoso, también han surgido quejas sobre estabilidad y consistencia.
Pitchford sostuvo que el juego está correctamente optimizado y que la experiencia final depende de la combinación de hardware, drivers y opciones gráficas. En su opinión, cada usuario tiene margen para equilibrar resolución, rendimiento y efectos mediante los ajustes disponibles.
Además, el directivo recordó que, si alguien no queda satisfecho, siempre puede pedir un reembolso a través de las vías habituales de la plataforma donde compró el título. Este punto, sumado a la idea de que el problema radica en la configuración de los equipos, encendió aún más a la comunidad.
El tono de algunas respuestas tampoco ayudó: Pitchford llegó a recurrir a comparaciones y frases que muchos interpretaron como poco empáticas hacia las quejas, reforzando la sensación de choque entre expectativas de los jugadores y la visión del estudio.
La intervención de Notch y la réplica de Pitchford
En medio del revuelo, Notch reaccionó a un mensaje de Pitchford en el que se insistía en que el resultado depende del hardware del usuario. El creador de Minecraft afearía públicamente esa postura, pidiéndole básicamente que asumiera responsabilidades por el estado del juego.
Lejos de rebajar la tensión, Pitchford devolvió la pelota con una réplica irónica. Parafraseando su argumento original, apuntó —en clave de broma tecnológica— que conceptos como la masculinidad serían un ajuste más que uno puede activar o desactivar, una metáfora con la que intentó darle la vuelta al reproche de Notch.
La cosa no fue a más, pero el intercambio dejó un poso: para una parte del público, el cruce evidenció fricciones públicas entre figuras clave de la industria; para otra, no pasó de ser un rifirrafe en redes con más forma que fondo.
Reacciones de la comunidad y situación actual
Los jugadores siguen pendientes de actualizaciones y mejoras que suavicen los problemas de rendimiento. Mientras tanto, el debate se mantiene: unos señalan que, con los ajustes adecuados, la experiencia es sólida; otros aseguran que, incluso tras toquetear opciones, persisten los tirones y caídas de FPS.
En paralelo, se ha puesto el foco en el tono de la conversación: hay quien reclama un discurso más cercano y otros que defienden la franqueza de Pitchford, pero la mayoría coincide en que hace falta una comunicación más constructiva sobre el estado técnico del juego y sus próximos pasos.
Con el ruido de fondo aún presente, lo cierto es que el título continúa en el punto de mira por su desempeño y por cómo se aborda el feedback. La expectación se centra ahora en posibles parches y ajustes que puedan calmar las aguas, así como en un diálogo que reconcilie las expectativas del público con las prioridades del estudio.
