LibreOffice denuncia la complejidad de los formatos de Microsoft Office

Última actualización: julio 24, 2025
  • LibreOffice critica la estrategia de Microsoft por los formatos de archivo complejos en Office.
  • El formato OOXML de Microsoft es percibido como una barrera para la interoperabilidad y la competencia.
  • Organismos públicos y usuarios finales se ven afectados por las dificultades para migrar o abrir documentos.
  • El debate sobre la soberanía y la libertad digital sigue vivo entre los defensores del software libre.

comparativa formatos LibreOffice y Microsoft Office

El mundo de las suites ofimáticas se encuentra sumido en una intensa discusión tras las recientes acusaciones de LibreOffice a Microsoft por el uso de formatos de archivo excesivamente complejos en su suite Office. La polémica pone en el punto de mira la cuestión de la interoperabilidad y el control sobre los propios documentos, un tema que afecta tanto a usuarios particulares como a empresas e instituciones públicas.

LibreOffice, como principal alternativa de código abierto a Microsoft Office, ha ido ganando terreno en los últimos años, sobre todo entre quienes buscan evitar el modelo de suscripción o los elevados costes de la suite de Microsoft. Sin embargo, el principal obstáculo para una migración fluida sigue siendo la compatibilidad de los archivos, especialmente con formatos nativos como .docx o .xlsx.

Las críticas de LibreOffice a los formatos de Microsoft

En los comunicados publicados recientemente, The Document Foundation, organización detrás de LibreOffice, señala que Microsoft opta por formatos de archivo muy complejos de manera intencionada. Según su visión, esta estrategia busca retener a los usuarios dentro del ecosistema Office, dificultando el acceso y la migración de documentos a alternativas como LibreOffice.

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Ambas suites, tanto LibreOffice como Microsoft 365, emplean el lenguaje XML para estructurar archivos ofimáticos. Sin embargo, LibreOffice defiende el uso de OpenDocument (ODF), un estándar abierto y fácilmente accesible. Microsoft, en cambio, apuesta por su propio Office Open XML (OOXML), que, según la fundación, introduce niveles de anidación y elementos opcionales que complican enormemente la compatibilidad con software de terceros.

Esta situación puede, en la práctica, convertirse en una barrera tecnológica. Aunque en teoría el formato XML debería facilitar los intercambios y la interoperabilidad, los desarrolladores que no pertenecen a Microsoft enfrentan verdaderos desafíos para implementar soporte pleno de los archivos OOXML.

LibreOffice lo ejemplifica con una comparación ferroviaria: las vías (XML) son públicas, pero el sistema de control es tan complicado y específico que solo la empresa que diseñó el tren puede hacer que funcione correctamente, dejando a los usuarios limitados a una única opción.

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Impacto en la interoperabilidad y la libertad digital

El debate ha cobrado especial importancia en sectores institucionales y gubernamentales. Diversos países europeos consideran la adopción de estándares abiertos para proteger su independencia tecnológica y evitar el llamado «bloqueo del proveedor». La dependencia de formatos propietarios y difíciles de reproducir obliga a muchas administraciones a pagar licencias de Office solo para acceder a información histórica, generando costes adicionales y limitando la competencia en el mercado.

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Microsoft argumenta que la complejidad del formato OOXML responde a la necesidad de soportar todas las funciones avanzadas de sus aplicaciones. Sin embargo, desde la comunidad de software libre se insiste en que un verdadero estándar debería ser accesible y comprensible para cualquier desarrollador, promoviendo la competencia y la libertad de elección.

El uso de formatos cerrados y complejos genera dependencia tecnológica. Quienes desean cambiar de plataforma enfrentan obstáculos técnicos para abrir, editar y conservar documentos, afectando la soberanía digital. The Document Foundation señala que el usuario debería tener libertad para elegir su software, sin que los archivos que genera sean un impedimento.

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Perspectivas de futuro y respuestas pendientes

Hasta ahora, Microsoft no ha dado una respuesta oficial a las críticas recientes. La compañía remite a la estandarización internacional de OOXML (bajo la norma ISO/IEC 29500) y a la compatibilidad teórica del formato. Sin embargo, la experiencia de muchas organizaciones y usuarios indica que la interoperabilidad aún presenta dificultades significativas.

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Por su parte, LibreOffice y otros proyectos de software libre continúan trabajando en el desarrollo y promoción de OpenDocument. Argumentan que su sencillez y transparencia garantizan un acceso universal a la información. Países como Alemania, Suecia o Dinamarca muestran un interés creciente por reducir su dependencia de formatos propietarios, apostando por estándares accesibles sin restricciones legales o tecnológicas.

El debate entre LibreOffice y Microsoft respecto a los formatos de archivo continúa vigente, con posturas encontradas en relación con la compatibilidad, la soberanía digital y la competencia. La forma en que se diseñen y abran los formatos de documento determinará en gran medida el futuro de la libertad tecnológica, tanto para usuarios individuales como para administraciones públicas.

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