- La undécima edición de Ruta Inti comienza en Cusco con casi 200 jóvenes de distintas nacionalidades.
- La expedición recorre la cordillera andina y la Amazonía, combinando aventura, intercambio cultural e inmersión social.
- Edurne Pasaban, primera mujer en coronar los catorce ochomiles, acompaña a los ruteros como embajadora.
- Cuzco acoge los primeros días de convivencia y adaptación, sirviendo de antesala a grandes desafíos y descubrimientos.
La ciudad de Cusco, enclavada en el corazón de los Andes peruanos, ha sido el punto de partida de una de las propuestas más singulares de aventura y crecimiento personal: la Ruta Inti. Este año, casi 200 jóvenes procedentes de España y otros países se han dado cita aquí para compartir durante un mes una experiencia marcada por la convivencia, la superación y la exploración cultural en tierras peruanas, iniciando una nueva edición de este programa que transforma cada verano la vida de sus participantes.
Acompañados por el equipo organizador y bajo la tutela de figuras destacadas como la alpinista Edurne Pasaban, los expedicionarios se preparan para adentrarse tanto en la cordillera andina como en la espesura de la Amazonía peruana. El objetivo, más allá del simple viaje, es sumergirse en la realidad social y natural de Perú, alejándose del turismo convencional para descubrir un modo diferente de entender el mundo y, en muchos casos, a ellos mismos.
Comienzo en Cusco: historias que se entrelazan
Desde el primer día, el pabellón del Colegio Francisco de Asís de Cusco se convierte en el primer campamento y centro neurálgico del grupo. Allí, jóvenes de entre 18 y 24 años se conocen, conviven y se preparan para los desafíos que les esperan. «Es impresionante ver tanta gente preparada para esta experiencia», comenta Pablo Fernández, miembro del equipo directivo, mientras los ruteros, llegados con sus mochilas y sonrisas, se van adaptando al ritmo de la ciudad y a la altitud que caracteriza a Cusco.
El ambiente es una mezcla de nervios y entusiasmo: Pedro, de Zaragoza, expresa su deseo de aprovechar la oportunidad y hacer nuevas amistades; Clara, de Burgos, se arma de valor ante los días duros que prevé, convencida de que disfrutarán de vivencias inolvidables. Cada uno, con su historia y personalidad, suma a la diversidad de un grupo que afronta juntos un mes fuera de sus zonas de confort.
Cusco, capital inca y punto de partida
Los primeros días están dedicados a la aclimatación a la altura (3.400 metros) y a la exploración de la ciudad, reconocida por su pasado como capital imperial incaica. Los ruteros visitan enclaves como el Coricancha y participan en actividades para profundizar en la historia y las costumbres locales. Los paseos por las calles empedradas y la convivencia en el campamento favorecen la integración, el compañerismo y generan una atmósfera en la que surgen amistades y complicidades.
Edurne Pasaban, referente y embajadora de la expedición
Uno de los grandes referentes de esta edición es Edurne Pasaban, la primera mujer en la historia en conquistar los catorce ochomiles del planeta. Edurne se une a la expedición como embajadora, aportando su experiencia y carisma durante la etapa andina. Su mensaje resuena entre los ruteros: «No se trata solo de estar aquí, se trata de vivirlo de verdad». La alpinista, que regresó a Cusco tres décadas después de su primera visita, destaca la importancia de aprovechar cada instante, de vivir el presente y aprender tanto de los éxitos como de los fracasos.
Pasaban comparte con los jóvenes su visión sobre la vida, la montaña y el trabajo en equipo, además de advertir sobre el individualismo que a veces impregna la sociedad contemporánea. Su presencia simboliza el valor del esfuerzo y la humildad, y encarna el espíritu de aventura y superación que Ruta Inti busca transmitir a cada participante.
De los Andes al Amazonas: un recorrido de impacto social
Completada la etapa inicial en Cusco, la expedición se adentrará en la selva amazónica, con destino a Iquitos y la región del Ampiyacu. Allí, los ruteros convivirán con comunidades indígenas, sumergiéndose en su día a día y participando en proyectos de sensibilización sobre desafíos sociales y ambientales como la minería ilegal o la contaminación. Manuel J. Lacasa, jefe de expedición, subraya el valor de enfrentarse tanto al frío de los Andes como a la humedad del Amazonas, aprendiendo a adaptarse a diferentes contextos y realidades.
La Ruta Inti apuesta por una universidad itinerante, donde el conocimiento no solo se adquiere en aulas, sino a través del contacto directo con culturas y entornos diversos. Este enfoque propicia en los jóvenes una mentalidad abierta y un compromiso con el desarrollo sostenible y el respeto por las comunidades que les acogen en su camino.
Un mes de retos, aprendizaje y transformación
Durante cuatro semanas, los participantes vivirán en condiciones sencillas, alejados de grandes comodidades y con un uso restringido de dispositivos tecnológicos. La experiencia se convierte en una invitación a la introspección, la interacción auténtica y el descubrimiento de nuevas formas de relacionarse tanto con los demás como con el entorno natural y cultural.
El día a día transcurre entre actividades académicas, descubrimientos, retos físicos y emocionales, y momentos de convivencia que dejan huella. Los jóvenes exploran sus propios límites, desarrollan la resiliencia y aprenden a valorar la riqueza de la diversidad, tanto en sus compañeros como en las realidades que atraviesan.
Este programa busca que los participantes puedan descubrir el mundo desde una perspectiva genuina, alejada de lo superficial, fomentando el intercambio de ideas, la solidaridad y el respeto mutuo. Ruta Inti se consolida así como algo más que un viaje: una oportunidad para crecer, cuestionar y reinventarse, con Cusco como primer testimonio de ese camino tan singular.