Google invierte en energía hidroeléctrica para alimentar sus centros de datos de IA

Última actualización: julio 17, 2025
  • Google anuncia una histórica inversión en hidroeléctrica junto a Brookfield Asset Management.
  • El acuerdo incluye la modernización de dos plantas en Pensilvania y contratos de energía a 20 años.
  • El proyecto está enfocado en abastecer centros de datos y afrontar el auge de la inteligencia artificial.
  • La iniciativa contempla la expansión a otros mercados eléctricos estratégicos de Estados Unidos.

Acuerdo hidroeléctrica Google Brookfield

Google ha dado un paso relevante en su estrategia energética al formalizar uno de los acuerdos más importantes del sector hidroeléctrico en Estados Unidos. Este movimiento, realizado en colaboración con Brookfield Asset Management, responde a la necesidad de garantizar un suministro eléctrico sostenible para sus centros de datos, cuyo consumo no deja de crecer por las exigencias que plantea la inteligencia artificial y la digitalización a gran escala.

La apuesta por la energía renovable es una respuesta directa a la presión que experimentan actualmente las grandes tecnológicas, que buscan asegurar soluciones de energía limpia y estable para sostener la expansión de servicios en la nube y modelado de IA. El acuerdo alcanzado por Google señala una tendencia clara en el sector: modernizar infraestructuras clásicas como la hidráulica para mantener el liderazgo tecnológico, minimizar la dependencia de fuentes fósiles y fortalecer el compromiso ambiental.

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Un acuerdo estratégico para modernizar y potenciar la hidroeléctrica

Acuerdo hidroeléctrica Google Brookfield

En el marco del pacto firmado, Google y Brookfield impulsarán la modernización de dos plantas hidroeléctricas ubicadas en Pensilvania. El objetivo de la operación es asegurar la provisión estable de energía renovable gracias a contratos de compra de electricidad por 20 años. Esta alianza permitirá a Google recibir hasta 3.000 megavatios de energía hidroeléctrica para alimentar sus centros de datos.

Las plantas afectadas por este plan —Holtwood y Safe Harbor— serán relicenciadas y adaptadas para ajustarse a las nuevas demandas de energía baja en emisiones, alineándose con la estrategia global de reducir la huella de carbono y procurar el abastecimiento a largo plazo.

La procedencia de esta energía no solo cubre necesidades inmediatas, sino que también busca una mayor resiliencia de la red eléctrica, especialmente en la región de PJM Interconnection, la red más grande de Estados Unidos, extendida por 13 estados y que incluye el mayor nodo de centros de datos del mundo en Virginia.

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Una respuesta al reto de la IA y la digitalización

Uno de los factores que explican la magnitud de esta inversión es el aumento vertiginoso del consumo energético por parte de los centros de datos destinados a inteligencia artificial y servicios digitales avanzados. Google —junto a otras grandes tecnológicas— se enfrenta a un contexto donde cada vez es más difícil asegurar suministros estables y sostenibles frente al crecimiento de la demanda.

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Los responsables energéticos de Google han destacado que este acuerdo no solo blinda el suministro para sus instalaciones, sino que fomenta la creación de empleo y contribuye a reforzar el tejido energético local. Además, la empresa avanza hacia sus metas de cero emisiones netas y acelera la transición a fuentes renovables.

El enfoque inicial está puesto en las regiones energéticas del Atlántico Medio (PJM) y el continente medio (MISO), abarcando territorios como Wisconsin, Michigan e Indiana. Sin embargo, el acuerdo contempla flexibilidad para que la colaboración entre Google y Brookfield pueda extenderse a otras áreas del país, a medida que sea necesario responder al crecimiento de las infraestructuras tecnológicas.

Directivos de Brookfield remarcan que el desarrollo tecnológico y el avance de la inteligencia artificial van a requerir fuentes energéticas diversificadas y una red más fuerte. El futuro del suministro pasa por inversiones de gran calado en renovables como la hidráulica, pero también integración de tecnologías como la nuclear o la energía geotérmica, en las que Google ya está experimentando a través de contratos y proyectos piloto.

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Con la modernización y expansión de este tipo de plantas, se espera no solo satisfacer la demanda creciente, sino también fortalecer la red eléctrica y avanzar hacia un sistema energético más descarbonizado.

La inversión de Google en infraestructuras hidroeléctricas junto a Brookfield marca un nuevo estándar en la relación entre tecnología y energía renovable, asentando las bases para la próxima década de crecimiento de la inteligencia artificial, la nube y los servicios digitales dependientes de un suministro energético fiable, limpio y sostenible.

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