- Japón ha alcanzado una velocidad récord de 1,02 petabits por segundo en transmisión de datos.
- El avance se logró utilizando una nueva fibra óptica de 19 núcleos y tamaño estándar.
- La velocidad permitirá, en teoría, descargar catálogos enteros de contenido digital en segundos.
- La tecnología se mantiene en fase experimental y su implantación comercial aún requerirá tiempo.
La perspectiva de descargar contenidos digitales masivos en un abrir y cerrar de ojos está más cerca que nunca tras un nuevo hito conseguido por un grupo de investigadores japoneses. Si para muchos usuarios, ver vídeos en streaming, participar en partidas online o realizar videollamadas es parte de la rutina diaria, ahora la tecnología apunta mucho más allá, rompiendo barreras que hace tan solo una década parecían ciencia ficción.
Científicos del Instituto Nacional de Tecnología de la Información y las Comunicaciones (NICT) han logrado establecer un nuevo récord mundial de velocidad de Internet con 1,02 petabits por segundo, una cifra tan descomunal que equivale a transferir unos 125.000 gigabytes en apenas un segundo. Así, descargar el catálogo completo de plataformas como Netflix o el propio Archivo de Internet mundial sería cuestión de segundos.
Innovación en fibra óptica: El secreto detrás del récord
Este impresionante logro ha sido posible gracias a una nueva fibra óptica experimental de 19 núcleos, desarrollada por el NICT en colaboración con Sumitomo Electric Industries. El cable mantiene el mismo tamaño estándar que las fibras ópticas convencionales (unos 0,125 milímetros de diámetro), pero multiplica por diecinueve su capacidad de transmisión de datos. Cada núcleo actúa como un canal independiente y, además, los investigadores han conseguido reducir la pérdida de señal en largas distancias.
La prueba de transmisión cubrió una distancia de más de 1.800 kilómetros, lo que supera de forma espectacular los límites establecidos hasta la fecha. Anteriormente, otras marcas solo se habían logrado en recorridos mucho más cortos y con cables de mayor grosor. La eficiencia conseguida permite que la nueva tecnología sea compatible con las infraestructuras existentes, algo fundamental para su futura implementación a gran escala.
¿Qué significa este récord para el usuario de a pie?
Este avance no solo se refleja en cifras técnicas, sino en ejemplos prácticos. Un usuario podría descargar 85.000 películas en 4K, 40 millones de fotos o toda la Wikipedia en un segundo. Además, facilitaría el envío de modelos complejos de inteligencia artificial, la retransmisión de realidad virtual o vídeo en tiempo real sin cortes, y experiencias de juego en la nube con tiempos de espera inexistentes.
Compareando internacionalmente, el récord japonés multiplica por más de 4 millones la velocidad media disponible en Estados Unidos y por 16 millones la de India. Incluso en España, donde la conectividad es una de las más rápidas de Europa, las velocidades actuales no llegan ni a una fracción de lo conseguido por el equipo japonés.
Implicaciones y retos para el futuro de las comunicaciones
Este tipo de tecnología no solo abre la puerta a un internet infinitamente más rápido para el usuario doméstico, sino que revoluciona las redes troncales de datos que sostienen el tráfico global entre continentes. Los cables submarinos y las infraestructuras actuales podrían beneficiarse directamente, ya que la nueva fibra se adapta al grosor de los cables ya desplegados. Se estima que, aunque a mayor distancia la velocidad disminuya algo, seguiría siendo exponencialmente superior a la actual.
Sin embargo, la llegada comercial de esta tecnología aún requiere superar varios retos: la fabricación masiva de la nueva fibra óptica, la modernización de equipos de transmisión y recepción, así como los costes de actualización global de infraestructuras. Por el momento, hablamos de una tecnología en fase experimental, pero cuyos resultados ya están siendo presentados en foros internacionales como la Conferencia de Comunicación por Fibra Óptica celebrada en San Francisco.
Este avance ha marcado una hoja de ruta para las futuras generaciones de redes digitales, permitiendo soñar con un mundo donde cualquier contenido esté disponible al instante y donde los límites de la conectividad queden definitivamente en el pasado. Mientras tanto, el resto del planeta observa expectante cada nuevo progreso en Tokio.