- 283 hectáreas afectadas, en su mayoría matorral y pedreras, tras el incendio declarado en Tarifa.
- Evacuaciones y cortes de carretera: más de 1.500 personas y 5.000 vehículos, con afecciones en la N-340.
- Espacios protegidos implicados: ZEPA y ZEC Los Alcornocales, IBA 245 y Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo.
- ONG reclaman medidas de evaluación de daños, turismo sostenible y gestión específica del riesgo de incendios en los planes del parque.
El último incendio forestal declarado en Tarifa ha puesto en alerta a dos joyas ambientales del sur peninsular: el Parque Natural de El Estrecho y el de Los Alcornocales. El avance de las llamas obligó a activar un importante operativo, con evacuaciones masivas y cortes puntuales de tráfico, en un episodio avivado por el fuerte viento de levante.
Según las primeras estimaciones del dispositivo de extinción, la superficie afectada ronda las 283 hectáreas, con un 86% de terreno de matorral y pedreras, y el resto de pastizales y zonas de interfaz urbano-forestal. Tras horas de trabajo coordinado, el fuego quedó estabilizado a última hora de la tarde del miércoles y se rebajó el nivel de emergencia.
Datos clave del siniestro y evolución del operativo
El incendio se inició en la tarde del martes 6 de agosto, en las inmediaciones de un camping, y se expandió con rapidez por efecto del levante. La compleja orografía, unida a las rachas de viento, condicionó la estrategia de ataque, que combinó medios terrestres y aéreos hasta su estabilización.
La magnitud del dispositivo se reflejó en las medidas adoptadas: evacuación preventiva de más de 1.500 personas, desalojo de instalaciones turísticas y viviendas dispersas y retirada ordenada de unos 5.000 vehículos del litoral tarifeño. Además, fue preciso cortar un tramo de la N-340 para facilitar el tránsito de los servicios de emergencia.
Con la situación controlada el miércoles a las 18:00 horas, se desactivó la fase de emergencia y se permitió el retorno paulatino de la población desalojada. Aun así, se mantuvo un seguimiento intensivo de posibles reactivaciones en puntos calientes del perímetro.
Las primeras valoraciones sobre el terreno indican que el daño se concentra en matorral y áreas pedregosas, un tipo de combustible que, en presencia de viento fuerte, favorece propagaciones veloces y cambios bruscos en el comportamiento del fuego.
Impacto en enclaves de altísimo valor ecológico
El área afectada forma parte de dos parques naturales de referencia: El Estrecho y Los Alcornocales, reconocidos por su biodiversidad y por la singularidad de sus hábitats. Se trata de territorios clave para aves planeadoras y rapaces, pasos migratorios y bosques relictos.
Además, los terrenos se integran en la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Zona de Especial Conservación (ZEC) Los Alcornocales, y están incluidos en la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo reconocida por la UNESCO, un estatus que subraya su relevancia internacional.
Las áreas siniestradas pertenecen también al Área Importante para la Conservación de las Aves (IBA) n.º 245 —Sierras del Bujeo, Ojén, del Niño y Blanquilla—, un mosaico de sierras y corredores naturales que sirven de refugio y alimentación para numerosas especies.
En el contexto reciente, entidades conservacionistas recuerdan que la zona ya sufrió otro incendio en 2024 en áreas cercanas, lo que evidencia la necesidad de reforzar la prevención y la gestión del riesgo en entornos naturales con alta afluencia.
Evacuaciones, seguridad y afección a la actividad turística
La prioridad del operativo fue proteger a las personas y los bienes, descongestionar los accesos y garantizar corredores seguros para los equipos de extinción. La decisión de evacuar campings, hoteles y viviendas permitió reducir riesgos en un episodio marcado por la coincidencia con la temporada alta.
El corte temporal de la N-340, reabierta horas más tarde con recomendación de circular solo por causa justificada, fue clave para agilizar los desplazamientos de vehículos de emergencia y minimizar interferencias con el tráfico ordinario.
Con la vuelta a casa de los evacuados, se ha solicitado prudencia en el uso recreativo del entorno, especialmente en sendas y miradores próximos a los sectores más expuestos, hasta completar las labores de enfriamiento y vigilancia.
Organizaciones locales y agentes del territorio insisten en que la ordenación del turismo en áreas sensibles debe ir acompañada de medidas de control de accesos, información al visitante y preparación ante emergencias para evitar episodios de saturación y mejorar la respuesta.
Qué piden las organizaciones ambientales tras el incendio
Colectivos como Ecologistas en Acción y SEO/BirdLife han trasladado su preocupación por los impactos sociales, ambientales y laborales asociados a incendios en espacios con múltiples figuras de protección. A la vez, han reconocido el esfuerzo del Plan Infoca durante la emergencia.
Entre sus demandas a la administración autonómica, proponen un paquete de medidas que combine evaluación rigurosa de daños, restauración ecológica y mejoras en la planificación para reducir la vulnerabilidad del territorio;
- Realizar una evaluación detallada de los efectos ecológicos (pérdida de cobertura vegetal, alteración de hábitats y fauna) como base para un plan de restauración con seguimiento a medio y largo plazo.
- Impulsar modelos de turismo sostenible que respeten la capacidad de carga, regulen accesos a zonas frágiles y promuevan prácticas compatibles con la conservación.
- Integrar de forma explícita la gestión del riesgo de incendios en el PORN y el PRUG de los parques naturales implicados, con medidas específicas y operativas ante un escenario de cambio climático.
Las entidades subrayan que evitar la repetición de grandes incendios pasa por reforzar la prevención, mejorar la coordinación entre administraciones y adaptar la gestión a la presión estacional que vive el litoral gaditano.
Se debe avanzar en la cuantificación de los daños, priorizar la restauración de hábitats y revisar los protocolos de uso público y emergencia para reducir riesgos cuando sopla el levante y la afluencia turística aumenta.
El episodio en Tarifa deja una imagen clara: la conservación y la seguridad van de la mano en parques naturales que atesoran valores únicos; protegerlos requiere planificación, prevención constante y una coordinación eficiente incluso en días adversos.