El ambicioso plan para revivir al moa: el ave gigante de Nueva Zelanda

Última actualización: julio 13, 2025
  • Colossal Biosciences, con el apoyo de Peter Jackson, busca restaurar al moa gigante extinto mediante biotecnología.
  • El moa, ave no voladora de hasta 3,6 metros, desapareció por acción humana hace siglos.
  • La iniciativa plantea desafíos éticos y científicos: el resultado sería un híbrido, no la especie original.
  • El proyecto cuenta con respaldo maorí y pretende impulsar la conservación y restauración ecológica.

ave gigante moa

El retorno del moa gigante, un ave de dimensiones colosales que habitó Nueva Zelanda hasta hace aproximadamente 600 años, ha dejado de ser un sueño imposible para la biotecnología. Un proyecto pionero reúne al equipo de la empresa estadounidense Colossal Biosciences, el célebre cineasta Peter Jackson y el Centro de Investigación Ngāi Tahu de Nueva Zelanda para intentar que esta emblemática especie vuelva a caminar por su tierra natal. La propuesta, tan ambiciosa como polémica, se apoya en los últimos avances del campo de la desextinción y promete revolucionar tanto la ciencia como los debates éticos sobre la restauración de especies perdidas.

La colaboración transoceánica incluye la inversión personal de Peter Jackson y su pareja, Fran Walsh, quienes han destinado 15 millones de dólares al proyecto. La fascinación de Jackson por el moa no es nueva: posee una de las mayores colecciones privadas de huesos de esta especie, con más de 300 restos, y ha puesto sus recursos y contactos al servicio de científicos y expertos para maximizar las posibilidades de éxito. El objetivo final es reconstruir un ave viva con rasgos genéticos muy cercanos a los del extinto moa gigante de la Isla Sur (Dinornis robustus), que podía alcanzar hasta 3,6 metros de altura y pesar unos 230 kilogramos.

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¿Por qué resucitar a un ave extinta?

proyecto moa gigante

La motivación detrás del proyecto va más allá de la hazaña científica. Para las comunidades maoríes, especialmente el pueblo Ngāi Tahu, el moa es un tesoro cultural y natural de enorme relevancia. Su desaparición supuso un cambio irreversible en los ecosistemas neozelandeses, afectando la vegetación y los equilibrios naturales. La idea de devolverlo a la vida atrae tanto por razones de orgullo nacional como por el deseo de restaurar funciones ecológicas perdidas. Además, la iniciativa se enmarca en una estrategia global para proteger especies autóctonas amenazadas y recuperar hábitats degradados, implicando directamente a instituciones locales y científicos de prestigio.

Resucitar al moa también nos permite entender mejor los procesos de conservación y la importancia de evitar futuras extinciones, aspecto que puede enlazarse con conocimientos sobre estrategias para sobrevivir en ambientes hostiles, aunque en un contexto muy distinto.

El desafío científico de la desextinción

Resucitar al moa no es tan simple como clonar un mamífero. La tarea comienza con la búsqueda de ADN antiguo en huesos bien conservados, seguido de la reconstrucción genética mediante comparación con otras aves actuales, como el emú o el tinamú. Este proceso implica técnicas avanzadas de edición genética, en particular la tecnología CRISPR, para insertar los fragmentos clave del ADN del moa en una especie viva compatible. La reproducción de aves en huevos añade dificultades biológicas y logísticas únicas, haciendo que la incubación y manipulación genética requieran innovaciones específicas. Beth Shapiro, jefa científica de Colossal, señala que el proceso requerirá avances en estas técnicas para lograr un híbrido funcional que se asemeje lo máximo posible al moa original.

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Colossal Biosciences ya acumula experiencia en estos proyectos, habiendo anunciado avances en la recuperación del mamut lanudo, el lobo terrible (o huargo) y el dodo. Sin embargo, en cada caso, los expertos subrayan que el resultado será un ser genéticamente cercano, pero no idéntico, al animal extinto. La empresa justifica estas iniciativas como una forma de mitigar el impacto humano en las extinciones del pasado y de impulsar tecnologías útiles para la conservación de especies en peligro.

Ventajas, riesgos y debates éticos

Volver a introducir el moa en los ecosistemas de Nueva Zelanda plantea preguntas importantes sobre la ética y viabilidad de estas intervenciones. Algunos científicos advierten sobre posibles repercusiones ecológicas imprevistas y cuestionan si los recursos podrían emplearse mejor en la conservación de especies amenazadas en la actualidad. Además, resulta esencial determinar dónde y cómo liberar a estos animales, considerando que su hábitat original ha cambiado y que podrían surgir conflictos con especies actuales.

Por otro lado, defensores del proyecto resaltan que la investigación y la innovación necesarias para la desextinción pueden beneficiar también a la protección de la biodiversidad y a la restauración de hábitats. El propio Jackson destaca la importancia de inspirar a las nuevas generaciones y de recuperar parte del patrimonio natural perdido. Tanto el gobierno neozelandés como la comunidad científica internacional observan el proceso con expectación y cautela.

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Un paso más allá en la ingeniería genética

La iniciativa del moa forma parte de una estrategia global de Colossal Biosciences, que incluye otros experimentos de «desextinción» como los del mamut, el tilacino y el lobo huargo. La empresa reconoce que aún quedan desafíos técnicos y éticos, y ya trabaja con más de 60 huesos de moa para descifrar su genoma. El objetivo es desarrollar secuencias genéticas para todas las especies de moa, no solo para el gigante de la Isla Sur, y crear ejemplares adaptados a los entornos actuales.

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El respaldo de las comunidades maoríes, la inversión de figuras como Jackson y la colaboración de científicos internacionales aportan una base sólida al proyecto. Sin embargo, incluso sus impulsores reconocen que se trata de una iniciativa a largo plazo. Cualquier avance será evaluado bajo criterios éticos y científicos estrictos, marcando un precedente en la relación entre la humanidad, la tecnología y la naturaleza.

La restauración del moa gigante continúa en la frontera entre la ciencia y la utopía, y representa un hito en la evolución de la biotecnología aplicada a la conservación. El debate sobre el alcance de la intervención humana en la recuperación de seres extintos está más vivo que nunca, y este proyecto se ha convertido en uno de los ejemplos más emblemáticos de esta nueva era.

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