Cómo influirá DirectStorage en los juegos: promesas, requisitos y realidad

Última actualización: octubre 10, 2025
  • DirectStorage reduce cargas al llevar datos comprimidos del SSD NVMe a la GPU y descomprimir allí.
  • Los mayores beneficios son menos tiempos de carga y mejor streaming, no más FPS.
  • Adopción todavía escasa: pocos juegos lo aprovechan plenamente en PC.
  • Requiere Windows 10/11, SSD NVMe y GPU con soporte DX12 Ultimate para brillar.

DirectStorage en juegos de PC

La llegada de DirectStorage ha encendido una gran expectativa entre jugadores y desarrolladores en PC: menos pantallas de carga, mundos más densos y una fluidez general superior. La promesa es clara, pero la duda persiste: ¿está cumpliendo ya lo que promete o aún queda camino para que impacte de verdad en la experiencia diaria de juego?

En esencia, se trata de una API de Microsoft que permite mover datos comprimidos desde un SSD NVMe hasta la GPU, delegando en esta última la descompresión y reduciendo el papel de la CPU en el camino. Con ello se busca cortar cuellos de botella en mundos abiertos, texturas de alta resolución y cargas intensivas de recursos, liberando ciclos de CPU para IA, físicas o lógica del juego.

¿Qué es DirectStorage y qué pretende cambiar?

DirectStorage nació en Xbox Series X|S y se adaptó posteriormente a Windows 10 y Windows 11. Su misión es simplificar y acelerar el recorrido de los activos del juego: en vez de leer desde el disco, pasar por la CPU para descomprimir y enviar a la GPU, se habilita un flujo más directo para que la GPU descomprima por sí misma y reciba los datos con latencia mucho menor.

En los flujos tradicionales, la CPU actúa como intermediaria, dedicando tiempo a la descompresión y a mover bloques de memoria. Esto introduce latencias considerables cuando el juego exige muchas lecturas en poco tiempo, algo típico en mapas enormes y con streaming agresivo de contenido. Al saltarse ese paso intermedio, DirectStorage pretende acelerar tanto la carga inicial como el streaming de texturas y modelos durante la partida.

Aunque es compatible con HDD/SSD SATA, los mayores beneficios llegan con unidades NVMe, debido a sus superiores tasas de lectura y acceso paralelo.

Para que funcione de verdad, hacen falta varias piezas: Windows 10 v1909 o superior (idealmente Windows 11), un SSD NVMe PCIe 3.0 o más rápido, una GPU compatible con DirectX 12 Ultimate y, por supuesto, que el propio juego haya sido diseñado para aprovechar esta API. Sin estos requisitos, el sistema no podrá explotar DirectStorage.

Tecnología de carga rápida en videojuegos

¿Cómo funciona bajo el capó?

La clave está en utilizar motores DMA de la GPU y computación asíncrona para mover y descomprimir datos sin monopolizar el procesador principal. Ese reparto de tareas se conoce como Workload Decomposition: el driver y el motor del juego reparten trabajos que antes hacía la CPU para que ahora los asuma la GPU cuando tiene sentido, preparando listas de comandos y ejecutando compute shaders al margen del renderizado.

En consolas, la integración es más directa porque el hardware es fijo y existe un bloque especializado (el Velocity Engine en Xbox) que acelera esta ruta. En PC, sin un bloque único y con memoria de sistema y VRAM separadas, los datos a menudo siguen pasando por la RAM como búfer, y la responsabilidad recae más en el software y en el trabajo del desarrollador para orquestar correctamente el flujo.

Con la evolución de la API, especialmente desde DirectStorage 1.1 y 1.2, la GPU puede encargarse de la descompresión local de activos, reduciendo saltos innecesarios. Aquí entra en juego GDeflate, un formato derivado de DEFLATE que facilita transferir más datos en menos tiempo y descargarlos a la VRAM con mayor rapidez. Esto no solo aligera la carga de la CPU, sino que puede acortar notablemente los tiempos de carga y reducir el tamaño de las instalaciones.

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Este enfoque encaja con prácticas habituales como los atlas de texturas y el streaming de contenido: el motor carga bajo demanda los fragmentos necesarios, reemplaza los que ya no hacen falta y evita tirones al moverse entre zonas. Cuando está bien implementado, se minimiza el pop-in y se suavizan transiciones entre biomas o interiores, mejorando la percepción de continuidad del mundo.

Carga directa de activos desde SSD a GPU

Requisitos de hardware y compatibilidad

En el terreno del sistema, Windows 11 incluye DirectStorage de serie y añade optimizaciones relacionadas con almacenamiento y juegos. Windows 10 v1909 o superior también lo soporta, aunque Microsoft señala que el entorno de Windows 11 está mejor preparado para sacar partido a estas funciones, con un stack más moderno.

Respecto al almacenamiento, lo ideal es un SSD NVMe PCIe 3.0 o 4.0 (y superiores) por su baja latencia y paralelismo. Aunque un SSD SATA u HDD funcionen, en la práctica el salto al NVMe marca la diferencia. Dicho esto, las pruebas en títulos compatibles han mostrado que, en algunos casos, la generación del SSD (SATA vs. NVMe Gen3/4/5) apenas cambia los tiempos de carga en juegos concretos, lo que deja claro que el límite puede estar en el software y no solo en el ancho de banda bruto del disco.

En la parte gráfica, DirectStorage se integra en el ecosistema de DirectX 12 Ultimate. En NVIDIA, esto implica familias RTX 20/30/40; en AMD, mínimo Radeon RX 6000 en adelante; e Intel Arc también está preparada. Una gráfica como la GTX 1050 Ti no soporta DX12 Ultimate, por lo que no tendrá acceso a las funciones de última hornada, aunque podrá ejecutar juegos DX12 de forma compatible hacia atrás, sin las características avanzadas.

Sobre el procesador, trasladar la descompresión y el movimiento de datos a la GPU puede reducir uso de CPU entre un 20 y un 40% en escenarios favorables, según análisis publicados. Aun así, con CPUs modernas de muchos hilos (y en particular en Intel con núcleos E), la descompresión por CPU tampoco es un gran obstáculo en todos los casos, por lo que el beneficio real depende del equilibrio de la plataforma y del juego.

Beneficios esperados en los juegos

Lo primero que se percibe es la drástica reducción de tiempos de carga. Forspoken, uno de los títulos pioneros en PC, mostró cargas de 1 a 2 segundos en muchos escenarios. En general, DirectStorage abre la puerta a arrancar partidas y niveles en cuestión de segundos, con menos interrupciones y menos pantallas de transición que rompan el ritmo de juego, especialmente en mundos abiertos.

Además, el streaming más ágil permite mundos más ambiciosos: más NPCs, más elementos y escenarios más extensos sin que el motor se atragante. Esto reduce el pop-in de objetos, evita tirones y hace que la experiencia sea más continua. Con hardware adecuado, también favorece texturas de mayor nitidez y resolución que se cargan justo a tiempo.

El tercer gran efecto es indirecto: al descargar de trabajo a la CPU, se liberan ciclos para IA, físicas, animaciones y lógica del juego. Los estudios pueden explotar esa holgura para simular comportamientos más complejos o mejorar la densidad del mundo sin penalizar tanto la fluidez, con potencial también en experiencias de realidad virtual y aumentada.

En términos prácticos, el cambio se nota tanto al iniciar el juego como al movernos por el mapa. Donde antes había pasillos estrechos o ascensores “trampa” para ocultar cargas, ahora es factible transicionar entre zonas con menos trucos, lo que empuja a un diseño menos constreñido y a una exploración más natural, sin parones y con un frame pacing más consistente.

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Característica Sin DirectStorage Con DirectStorage
Tiempo de carga 10–30 s 1–5 s
Uso de CPU Alto Bajo
Carga en GPU Estándar Más intensa (descompresión)
Texturas Limitadas por RAM Alta calidad bajo demanda
Experiencia Correcta Más fluida

Limitaciones, matices y realidad actual

Conviene ajustar las expectativas: DirectStorage no es un multiplicador de FPS. De hecho, algunos análisis han observado ligeras caídas puntuales de rendimiento cuando la GPU, ya saturada por trazado de rayos, DLSS y efectos, suma la tarea de descomprimir. Ratchet & Clank: Rift Apart llegó a rendir mejor en su lanzamiento si se retiraban archivos locales de DS, algo que después se mitigó con parches y un hotfix de NVIDIA.

La adopción también avanza despacio. Pasados varios años desde su anuncio, muy pocos juegos han salido con soporte real: Forspoken y Ratchet & Clank son los ejemplos más visibles, con promesas en títulos como Forza Motorsport o parches en camino (como Diablo IV). Es un cambio de paradigma que exige reordenar cómo se empaquetan, mueven y descomprimen los assets, y eso lleva tiempo en proyectos que se cocinan durante años.

Otro matiz relevante es que, en Forspoken, los tiempos de carga espectaculares fueron similares entre distintas generaciones de SSD, del SATA a NVMe Gen5. Esto sugiere que, en esa implementación concreta, el cuello de botella no era el almacenamiento, y que apenas se empujó el hardware subyacente. Algunos jugadores también percibieron escenarios algo vacíos, dando la sensación de que se priorizaron tiempos de carga por encima de la densidad del mundo.

En PC, además, los estudios suelen usar la RAM del sistema como búfer para su streaming, lo que reduce el beneficio de una ruta ultra directa como en consola. Al no existir una solución personalizada de silicio al estilo de Velocity Engine, la ganancia depende más del diseño del motor y del juego que del mero hecho de tener un SSD muy rápido.

Juegos compatibles y estado del soporte

Hoy por hoy, el catálogo que exprime DirectStorage es escaso. Forspoken fue el primero en PC en mostrar las bondades de cargas casi instantáneas, y Ratchet & Clank ha ido ganando estabilidad con parches. Hay más proyectos anunciados y promesas de compatibilidad futura, pero la realidad es que no existe una lista oficial centralizada: conviene revisar las fichas técnicas y notas de actualización de cada título.

También se ha señalado que la única adopción clara de descompresión por GPU en PC ha venido de Nixxes en algunos ports desde PlayStation, mientras que otras implementaciones han aprovechado partes parciales de la API (como colas de I/O optimizadas) para reducir uso de CPU, sin abrazar por completo el pipeline ideal. Esto refuerza la idea de que queda trabajo de integración por delante.

El interés de la industria no decae, porque el potencial de cara a modelos y texturas cada vez más pesados es enorme. Aun así, varios desarrolladores priorizan otras mejoras en paralelo, como nuevas técnicas de compresión (p. ej., compresión neural de texturas) que también exigen tiempos de adopción largos. Mientras, es probable que DirectStorage vaya extendiéndose de forma gradual a medida que los motores maduren su soporte.

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La tecnología es prometedora, pero la “killer app” que la haga imprescindible aún no ha explotado en PC de forma masiva. Si el ecosistema de consolas sigue empujando técnicas similares, la adopción en PC debería acelerarse con el tiempo.

Preguntas frecuentes y dudas comunes

¿Subirá mis FPS? En general, no directamente. DirectStorage apunta a recortar tiempos de carga y mejorar el streaming de datos. Puede reducir microparones en escenarios con mucho I/O, hacer más consistente el frame pacing y aliviar picos, pero no esperes un boost sostenido de fotogramas por segundo por sí mismo.

¿Merece la pena con mi SSD SATA? Funcionará, pero los beneficios serán modestos. El salto real aparece con NVMe gracias a su menor latencia y mayor paralelismo. Aun así, la mejora dependerá del juego y su integración con la API; no todos empujan igual el almacenamiento.

¿Mi GPU es compatible? Para exprimirlo, hace falta una GPU DX12 Ultimate (RTX 20/30/40, Radeon RX 6000 o superior, Intel Arc). Modelos más antiguos como la GTX 1050 Ti pueden ejecutar juegos DX12, pero sin las funciones de Ultimate, por lo que no aprovecharán las partes más avanzadas de DirectStorage, aunque podrás jugar a títulos modernos.

¿Qué juegos lo usan? No hay una base de datos oficial. Es clave mirar la página del juego, notas de parches y opciones de configuración. A día de hoy, son pocos los títulos con soporte total, y varios lo adoptan parcialmente o prometen añadirlo tras el lanzamiento.

Buenas prácticas y recomendaciones de compra

Si piensas actualizar el equipo, prioriza un SSD NVMe de calidad y mantén el sistema en Windows 11 o, como mínimo, Windows 10 v1909+. Comprueba que tu GPU es compatible con DX12 Ultimate si quieres estar preparado para las mejoras futuras. Eso sí, no compres solo por DirectStorage: hoy por hoy, la diferencia depende tanto del software y del motor que quizá no veas un salto inmediato en todos los juegos.

Mantén al día los drivers de la GPU y el firmware del SSD, habilita las políticas de energía adecuadas y verifica que el juego tiene activadas sus opciones de streaming/carga rápida si las ofrece. Deja espacio libre en el SSD (mejor rendimiento con overprovisioning) y asegúrate de que TRIM y las optimizaciones del sistema estén activas para sostener el rendimiento con el paso del tiempo.

Si lo tuyo es afinar cada componente, considera equilibrar la plataforma: una CPU moderna con varios núcleos puede ayudar a que todo fluya cuando la GPU está a tope, y un SSD NVMe PCIe 4.0 es hoy una relación rendimiento/precio excelente. Evaluar “los SSD más rápidos” o “los mejores procesadores” tiene sentido, pero recuerda que, sin soporte real en el juego, DirectStorage no hará magia por sí sola.

DirectStorage se perfila como el eslabón que conectará el almacenamiento moderno con GPUs cada vez más capaces para eliminar cuellos de botella en cargas y streaming. Ya se aprecian mejoras tangibles en títulos concretos y hay una base técnica sólida (DMA en GPU, GDeflate, colas de I/O) para cimentar el futuro. Aun así, la adopción es limitada, hay matices en su impacto en FPS y su verdadero potencial depende de que los desarrolladores lo integren bien desde el diseño del juego; si eso ocurre, el sueño de mundos más ricos, con texturas enormes y transiciones sin cortes, estará mucho más cerca de cumplirse.

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