- Apple abre iOS en Japón a tiendas de aplicaciones de terceros y métodos de pago alternativos por una nueva ley de competencia.
- Japón y la Unión Europea son, por ahora, las únicas regiones donde Apple admite mercados alternativos de apps.
- La compañía introduce un sistema de Notarización obligatoria, nuevos avisos, cambios en las comisiones y salvaguardas para menores.
- Google también adapta Google Play, consolidando el modelo regulatorio europeo como referencia internacional.
Apple ha empezado a permitir que tiendas de aplicaciones de terceros operen dentro de iOS en Japón, un cambio de rumbo importante que afecta al iPhone y a otros dispositivos de la marca en ese país. El movimiento responde directamente a una nueva legislación nipona sobre competencia en el software móvil, que busca limitar la posición dominante de los grandes actores tecnológicos.
Desde Europa, y especialmente desde España, lo que está ocurriendo en Japón se ve como un banco de pruebas regulatorio paralelo al de la Unión Europea. La convergencia entre la norma japonesa y la regulación comunitaria sobre mercados digitales refuerza la sensación de que el modelo de tienda única, cerrada y totalmente controlada por el fabricante empieza a tener los días contados en determinados mercados avanzados.
Una ley japonesa obliga a Apple a abrir su ecosistema iOS
El giro de Apple está directamente ligado a la Ley de Competencia del Software Móvil de Japón (Mobile Software Competition Act, MSCA), una normativa aprobada este año que pretende frenar conductas monopolísticas en las plataformas móviles antes de que se consoliden. La Comisión de Comercio Justo japonesa busca recortar la capacidad de gigantes como Apple y Alphabet (Google) para imponer restricciones dentro de sus propios ecosistemas.
Inspirada en la regulación europea sobre mercados digitales, la MSCA prohíbe que las grandes plataformas bloqueen tiendas de aplicaciones alternativas o sistemas de pago de terceros. Como consecuencia, Apple se ha visto obligada a retocar el funcionamiento de iOS, Safari y la App Store en Japón, mientras que Google también ha anunciado cambios en Google Play y en sus pasarelas de pago para cumplir con la ley.
Según la información publicada en el propio sitio web de Apple, la Unión Europea y Japón son actualmente las únicas dos regiones en las que el ecosistema de la compañía admite mercados alternativos de aplicaciones dentro del sistema operativo. Este vínculo entre Bruselas y Tokio consolida el papel del marco europeo como referencia para otras economías desarrolladas.
La empresa asegura que ha trabajado de cerca con las autoridades japonesas para diseñar un modelo que, sobre el papel, amplía la competencia sin renunciar a la seguridad ni a la privacidad de los usuarios. No obstante, Apple reconoce que la apertura incrementa la exposición potencial a malware, fraude y contenido problemático, un debate que ya está muy presente en Europa tras la aplicación de la Ley de Mercados Digitales (DMA).
Además, la MSCA introduce pantallas de elección y obligaciones adicionales para evitar que los servicios propios de las plataformas (como Safari o los buscadores por defecto) arranquen con ventaja. La idea es que el usuario tenga realmente la última palabra sobre qué aplicaciones y servicios quiere usar desde el primer momento.

Tiendas de aplicaciones de terceros en Japón: cómo funcionarán
En la práctica, los desarrolladores con actividad en Japón podrán crear y gestionar sus propios mercados de aplicaciones dentro de iOS. Estas nuevas tiendas necesitarán la autorización de Apple y tendrán que cumplir un paquete de requisitos técnicos y de seguridad, pero podrán distribuir apps directamente a usuarios de iPhone y otros dispositivos de la marca en el país.
Para contener los riesgos, Apple introduce un sistema de Notarización obligatoria para todas las aplicaciones de iOS, tanto si se distribuyen por la App Store como si llegan desde mercados alternativos. Este proceso combina análisis automatizados con una revisión humana básica y busca comprobar que las apps hacen lo que prometen y que no incluyen malware ni amenazas de seguridad conocidas.
La compañía deja claro que la Notarización es menos exhaustiva que la revisión tradicional de la App Store, donde también se analizan aspectos de contenido, privacidad y cumplimiento de las normas internas. Aun así, se presenta como el filtro mínimo indispensable para permitir la entrada de software de terceros sin convertir iOS en un entorno completamente abierto.
Junto con este sistema, Apple ha publicado nueva documentación y páginas de soporte para desarrolladores en las que detalla cómo operar estas tiendas de terceros y qué APIs y herramientas están disponibles. Esta guía resulta especialmente útil para empresas que ya han tenido que adaptarse al marco europeo y ahora quieren replicar su estrategia en Japón, aprovechando la creciente alineación regulatoria.
La apertura vendrá acompañada, además, de avisos visibles para los usuarios cuando instalen aplicaciones desde mercados alternativos o utilicen sistemas de pago distintos al de Apple. De este modo, el usuario sabrá quién controla la tienda o la pasarela de pago y qué nivel de protección puede esperar si algo sale mal.
Nuevos métodos de pago dentro de las apps y cambios en las comisiones
Uno de los cambios más sensibles para el negocio de Apple es la liberalización parcial de los pagos dentro de las aplicaciones. Hasta ahora, la regla general era que los bienes y servicios digitales vendidos en iOS debían pasar por el sistema de Compras In‑App de la compañía, sujeto a sus comisiones estándar. Con la MSCA, este esquema se flexibiliza de forma notable.
En las apps distribuidas por la App Store en Japón, los desarrolladores podrán integrar métodos de pago alternativos o redirigir a los usuarios a sitios web externos para completar las compras. Estas opciones coexistirán con la pasarela de Apple, de manera que el usuario verá claramente cuándo está pagando mediante el sistema oficial y cuándo lo hace con un procesador ajeno.
Si la transacción se realiza a través de Compras In‑App, seguirán aplicándose las protecciones habituales de la App Store: gestión centralizada de suscripciones, historial de compras ligado a la cuenta de Apple, herramientas para solicitar reembolsos y sistemas para reportar posibles fraudes o cargos indebidos.
En cambio, cuando el pago se complete mediante un proveedor externo o en una web enlazada desde la propia app, Apple advierte de que no podrá ofrecer el mismo nivel de soporte ante problemas con la facturación, devoluciones o disputas. En la práctica, el usuario tendrá que dirigir sus reclamaciones directamente al desarrollador o al procesador de pagos que haya elegido.
El uso de vías alternativas implica, además, que el usuario puede tener que compartir datos bancarios o de tarjeta con terceros, algo que abre nuevos interrogantes en materia de privacidad y ciberseguridad. Este tipo de escenarios ya se está viendo en Europa tras la entrada en vigor de la DMA, y Japón empieza ahora a reproducir un modelo similar, con matices propios.
Estructura de tarifas: comisiones desde el 5 % para desarrolladores japoneses
Para adaptarse a este nuevo marco, Apple ha rediseñado sus términos comerciales y estructura de comisiones en Japón. La compañía afirma que la mayoría de desarrolladores que venden bienes y servicios digitales pagarán lo mismo o menos que antes, en función del canal de distribución utilizado y del programa al que estén adscritos.
En la App Store, la empresa establece una comisión base del 10 % para la gran mayoría de desarrolladores, incluidos los participantes en el Programa para Pequeñas Empresas, el Programa de socios de vídeo, el de mini apps y las suscripciones que superen el primer año. Para el resto de casos, la tasa estándar asciende al 21 % sobre las ventas de bienes y servicios digitales.
Sobre esas comisiones de tienda puede sumarse una tarifa adicional del 5 % por el procesamiento de pagos cuando el desarrollador opta por el sistema de Compras In‑App de Apple. Es decir, quien utilice la pasarela oficial asumirá ese coste extra a cambio de la infraestructura, las herramientas de facturación y las protecciones asociadas al ecosistema de la App Store.
Si la operación se lleva a cabo en sitios web enlazados desde la propia app distribuida en la App Store, Apple aplicará una «comisión por servicios de la tienda» del 15 % sobre las ventas de bienes y servicios digitales. Esta tasa se reduce al 10 % para los desarrolladores acogidos a determinados programas y para suscripciones con cierta antigüedad.
En el caso de las aplicaciones distribuidas fuera de la App Store, a través de mercados alternativos, la compañía introduce una «Comisión de Tecnología Básica» del 5 % sobre las ventas de bienes y servicios digitales, incluidas las apps de pago. Según Apple, esta tasa compensa el uso del sistema operativo, sus APIs, las herramientas de desarrollo y otros servicios subyacentes, incluso cuando la distribución no se hace por el canal oficial.

Impacto en la seguridad infantil y nuevas salvaguardas
Uno de los puntos que más inquieta a reguladores y familias es el impacto de esta apertura en la seguridad de niños y adolescentes. La App Store se había diseñado como un entorno relativamente controlado, con clasificaciones por edad, filtros de contenido y controles parentales pensados para reducir la exposición a material inadecuado y a estafas.
Con la llegada de tiendas alternativas y métodos de pago externos, Apple advierte de que los menores podrían quedar más expuestos a aplicaciones con contenido ilícito o poco apropiado, así como a intentos de fraude dirigidos específicamente a ellos. La compañía cita lo ocurrido en algunas regiones europeas, donde la apertura a mercados de terceros ha permitido el acceso a apps que antes no estaban disponibles en iOS, incluidas algunas de contenido para adultos.
Para reducir estos riesgos, la empresa ha pactado con los reguladores japoneses un conjunto de medidas específicas. Entre ellas, destaca que las apps de la categoría Niños en la App Store no podrán incluir enlaces externos para completar compras, evitando así que los menores salten a webs menos controladas y realicen pagos sin supervisión.
Además, para los usuarios menores de 18 años, cualquier app que utilice procesadores de pago alternativos o redirija al usuario a un sitio web externo para finalizar la transacción deberá incorporar una «puerta parental». Este mecanismo obliga a contar con la intervención de progenitores o tutores antes de autorizar una compra, añadiendo una capa extra de protección.
La limitación es más estricta para menores de 13 años: las aplicaciones dirigidas específicamente a este grupo no podrán enlazar a sitios donde se realicen pagos externos. Apple está trabajando también en una nueva API para que los desarrolladores que usen sistemas de pago distintos a In‑App Purchase permitan que los padres supervisen y aprueben compras realizadas fuera de la pasarela oficial.
Cambios en iOS y Safari: elección de navegador, buscador y nuevas APIs
La MSCA no solo afecta a las tiendas de aplicaciones y a los pagos, sino que también obliga a modificar elementos clave como el navegador y el motor de búsqueda predeterminado. Con la llegada de iOS 26.2 en Japón, los usuarios verán una pantalla de configuración en la que podrán elegir qué navegador quieren usar por defecto y qué buscador prefieren.
De este modo, Safari y los servicios de Apple dejan de contar con una ventaja automática en dispositivos recién configurados o tras una gran actualización del sistema. El usuario podrá seleccionar alternativas desde el primer momento y cambiar de opinión más adelante desde los ajustes, lo que abre margen para que otros navegadores y motores de búsqueda ganen peso.
Para los desarrolladores de navegadores, el cambio es significativo: las apps de este tipo podrán usar motores de renderizado distintos a WebKit, siempre que respeten unos estándares de seguridad y privacidad marcados por Apple. Hasta ahora, incluso los navegadores que se presentaban como competencia de Safari estaban obligados a utilizar WebKit en iOS.
Apple introduce también una nueva API para aplicaciones conversacionales basadas en voz, que permitirá iniciar este tipo de servicios mediante el botón lateral del iPhone. Esto abre la puerta a asistentes virtuales de terceros y a herramientas de interacción por voz que pueden competir de forma más directa con funciones nativas del sistema.
Adicionalmente, se habilita un proceso para que los desarrolladores puedan solicitar formas concretas de interoperar con funciones centrales de iOS, algo clave para apps de mensajería, comunicación o productividad. Para empresas europeas y españolas con presencia internacional, esta mayor apertura técnica facilita ofrecer experiencias más homogéneas entre la Unión Europea y Japón.
Google también se adapta y el modelo regulatorio europeo gana peso
El impacto de la nueva ley japonesa no se limita a Apple. Alphabet, matriz de Google, ha comunicado que introducirá cambios en Google Play y en sus sistemas de pago para ajustarse a la MSCA. Aunque Android ya permitía de serie la instalación de tiendas de aplicaciones de terceros, la normativa obliga a incorporar pantallas de elección y a abrir más el abanico de opciones en materia de métodos de pago y buscador predeterminado.
Al igual que Apple, Google deberá mostrar al usuario opciones para definir su motor de búsqueda por defecto y aceptar vías de pago alternativas a Google Pay en determinados contextos. La intención de la Comisión de Comercio Justo de Japón es rebajar el poder de negociación de las grandes plataformas y favorecer la entrada de nuevos servicios digitales y desarrolladores.
Desde una óptica europea, este movimiento refuerza la idea de que las normas comunitarias se están convirtiendo en referencia internacional a la hora de gestionar el poder de las grandes tecnológicas. La coincidencia en aspectos como la apertura de tiendas de apps, la libertad de elección de navegador y buscador o la flexibilización de los sistemas de pago apunta hacia una cierta armonización global en materia de competencia digital.
Para usuarios y empresas en España, la situación en Japón sirve como termómetro para anticipar hacia dónde puede evolucionar el sector. Si más países siguen la estela de la UE y de Japón, las grandes plataformas se verán obligadas a diseñar ecosistemas más modulares y abiertos, con más opciones para el usuario pero también con una necesidad mayor de vigilar la seguridad, la privacidad y la calidad del software.
El giro de Apple en Japón, impulsado por la Ley de Competencia del Software Móvil y alineado con las exigencias europeas, marca una nueva etapa en la que iOS se abre a tiendas de terceros, flexibiliza los métodos de pago, reconfigura sus comisiones y refuerza las salvaguardas para menores. Todo ello dibuja un escenario más competitivo y complejo, en el que tanto usuarios como desarrolladores —en Japón, España y el resto de Europa— tendrán que acostumbrarse a un ecosistema de iPhone menos cerrado, con más decisiones que tomar y con un equilibrio cada vez más delicado entre flexibilidad, seguridad y control regulatorio.