- Torneo educativo de la Comunidad de Madrid que usa Minecraft para trabajar el patrimonio local y las competencias digitales en Primaria.
- La competición se estructura en tres fases: carta de motivación, investigación de un monumento y recreación del entorno en el videojuego.
- La primera edición reunió a 2.550 escolares de 30 colegios de nueve municipios, con 102 equipos y una final en Digitaliza Madrid.
- La segunda edición, prevista para inicios de 2026, aspira a consolidar la liga como cita fija en el calendario educativo regional.
La Liga Intermunicipal de Minecraft se ha consolidado como uno de los proyectos más llamativos dentro de las iniciativas educativas impulsadas por la Comunidad de Madrid, al combinar en un mismo formato el uso de un videojuego masivo, el aprendizaje sobre el entorno más cercano y el trabajo de competencias digitales. La propuesta quiere ir un poco más allá del simple entretenimiento y convertir el universo de bloques en una herramienta para la difusión del patrimonio de sus pueblos y ciudades.
Tras el buen recibimiento de su primera edición, la administración regional ya trabaja en una nueva temporada de este campeonato intermunicipal. El plan pasa por reforzar un modelo que une metodologías activas, investigación sobre el patrimonio local y desarrollo del pensamiento computacional, todo ello enmarcado en una competición por equipos en la que los estudiantes cuentan con el acompañamiento de sus profesores.
Una liga educativa para conocer el patrimonio con Minecraft
La iniciativa está promovida por la Consejería de Digitalización de la Comunidad de Madrid y se dirige al alumnado de segundo y tercer ciclo de Educación Primaria de centros sostenidos con fondos públicos y también de colegios privados. El objetivo central es que los niños y niñas aprendan sobre la historia, la cultura y los monumentos de sus municipios utilizando Minecraft como entorno de creación y experimentación.
Este planteamiento busca que el videojuego, en lugar de quedar reducido a un simple pasatiempo, se convierta en un recurso pedagógico con el que trabajar contenidos curriculares y competencias clave. La liga propone que los escolares se acerquen a su entorno, se documenten sobre él y trasladen ese conocimiento a un mundo virtual construido por ellos mismos, conectando así lo analógico con lo digital.
La experiencia también pretende fomentar la colaboración entre centros y municipios, generando una red de participantes que comparten proyectos, ideas y formas de interpretar el patrimonio. De esta manera, la competición adquiere una dimensión territorial, al tiempo que sitúa el foco en la realidad más cercana al alumnado, algo que a menudo queda en segundo plano en las aulas.
Otro de los ejes de la liga pasa por reforzar el uso responsable y crítico de la tecnología. A través de la planificación de los retos, la organización propone que profesores y estudiantes aprendan a integrar herramientas digitales en proyectos estructurados, con objetivos de aprendizaje claros y tareas secuenciadas, evitando un consumo pasivo de pantallas.
Cómo se estructura el torneo y qué fases tiene
La competición se desarrolla en tres fases clasificatorias encadenadas, en las que los equipos avanzan a medida que completan los retos planteados por la organización. Cada etapa está pensada para trabajar habilidades concretas, desde la comunicación escrita hasta la investigación histórica y el diseño dentro del videojuego.
En la primera prueba, los estudiantes deben redactar una carta de motivación en la que expliquen por qué quieren participar en la Liga Intermunicipal de Minecraft y qué esperan aprender con el proyecto. Este paso inicial sirve para que los menores reflexionen sobre sus intereses, practiquen la expresión escrita y compartan con sus docentes sus expectativas ante el campeonato.
La segunda fase da un giro hacia el territorio: cada equipo elige un monumento o emplazamiento emblemático de su localidad y se pone manos a la obra para conocerlo en profundidad. La condición es que la búsqueda de información no puede apoyarse únicamente en internet; se da prioridad a métodos de documentación tradicionales.
Para superar esta etapa, los grupos recurren a entrevistas con personas vinculadas al lugar, visitas presenciales, consulta de archivos, fotografías históricas o recopilación de textos y material gráfico. Con ello, se pretende que los estudiantes entren en contacto directo con su entorno, desarrollen habilidades de investigación histórica y aprendan a contrastar fuentes más allá de las pantallas.
El trabajo de campo se completa con la sistematización de los datos recopilados. El profesorado acompaña a los alumnos en la organización de la información, ayudándoles a distinguir lo relevante de lo accesorio y a identificar los elementos clave que después trasladarán a su construcción en Minecraft, desde detalles arquitectónicos hasta el contexto histórico del monumento.
Del monumento real al mundo virtual en Minecraft
La tercera fase es la que conecta todo el proceso anterior con el videojuego. Una vez recopilada y ordenada la información, los equipos deben recrear en Minecraft el espacio elegido y diseñar un mundo alrededor de él. No se trata solo de levantar una réplica visual, sino de pensar cómo representar la historia y el significado del lugar dentro del entorno virtual.
En este punto entran en juego conocimientos de distintas asignaturas. El alumnado aplica contenidos de matemáticas para calcular proporciones, escalas y medidas; de ciencias sociales para situar el monumento en su contexto histórico y geográfico; y de lengua para elaborar textos, carteles o guiados escritos que puedan integrarse en la experiencia de juego.
El diseño del mundo en Minecraft exige también un buen nivel de planificación. Los equipos deben decidir qué partes del espacio real no pueden faltar, cómo organizarán los distintos elementos y de qué manera contarán la historia del monumento a través de la construcción. Todo ello se realiza bajo la supervisión de los profesores, que orientan el proceso sin restar autonomía a los estudiantes.
Además del apartado visual, algunos grupos exploran funciones avanzadas del juego, como el uso de bloques de comandos o elementos interactivos, para crear recorridos guiados, retos internos o experiencias más complejas dentro de su mundo. Este componente favorece el desarrollo del pensamiento computacional y la creatividad técnica.
Una vez finalizada la construcción, cada equipo presenta su proyecto ante el jurado, explicando las decisiones tomadas, la información histórica utilizada y las herramientas empleadas en el diseño. Esa presentación se convierte en una oportunidad para trabajar la expresión oral, la argumentación y el trabajo en público, habilidades muy valoradas en el ámbito educativo.
Una gran final para mostrar talento tecnológico y creativo
Los proyectos mejor valorados en las fases previas acceden a una gran final presencial en la que los equipos finalistas se dan cita para mostrar sus mundos a otros participantes y al jurado. En esta última etapa se evalúan tanto la fidelidad al monumento original como la originalidad de la propuesta y la capacidad para integrar contenidos educativos en la experiencia de juego.
Durante la final, los escolares ponen a prueba sus habilidades tecnológicas, su creatividad y su capacidad de trabajo en equipo. La jornada se convierte en un escaparate de proyectos muy distintos entre sí, pero con un hilo conductor común: el uso de Minecraft como plataforma para reinterpretar el patrimonio local.
La sede elegida para esta fase decisiva es el Centro regional de Innovación Digitaliza Madrid, un espacio vinculado a la estrategia autonómica de impulso a la digitalización. Allí se reúnen alumnos, docentes y equipos técnicos, lo que permite además visibilizar el papel de los centros educativos en la transformación digital de la región.
Más allá de la clasificación final, la organización recalca el valor de la experiencia completa, desde la primera carta de motivación hasta la presentación pública del mundo creado. El enfoque del torneo prioriza que los participantes asimilen procesos de investigación, diseño y comunicación, y no únicamente el resultado final que se muestra al jurado.
De cara a las próximas ediciones, la Consejería de Digitalización ha expresado su intención de seguir fortaleciendo esta final presencial, potenciando la participación de la comunidad educativa y explorando fórmulas para que las creaciones de los equipos puedan conocerse más allá del propio día del evento, por ejemplo mediante repositorios o muestras digitales.
El impacto de la primera edición en cifras
La entrega inaugural de la Liga Intermunicipal de Minecraft, celebrada entre febrero y mayo, dejó unos números que reflejan el interés despertado por la iniciativa. Participaron 2.550 alumnos de segundo y tercer ciclo de Educación Primaria, procedentes de 30 colegios públicos repartidos en nueve municipios de la Comunidad de Madrid.
En total se formaron 102 equipos, cada uno acompañado por su profesorado, que trabajaron durante varias semanas en los distintos retos del campeonato. De todos ellos, diez conjuntos alcanzaron la fase final celebrada en el Centro regional de Innovación Digitaliza Madrid, donde presentaron sus proyectos ante el jurado y el resto de participantes.
La administración regional valoró especialmente la diversidad de propuestas, tanto por el tipo de monumentos seleccionados como por la manera de interpretarlos dentro de Minecraft. Hubo desde recreaciones de edificios históricos y plazas centrales hasta representaciones de entornos naturales con especial significado para la población local.
A nivel pedagógico, los docentes implicados destacaron que la liga ayudó a mejorar la motivación del alumnado y a conectar contenidos curriculares con experiencias más prácticas. El hecho de tener un objetivo concreto, como la final del torneo, contribuyó a mantener el compromiso de los grupos a lo largo de todas las fases.
El consejero de Digitalización, Miguel López-Valverde, subrayó públicamente que este tipo de iniciativas forman parte de la apuesta del Gobierno regional por impulsar el talento joven en el ámbito digital y preparar a los escolares para un futuro en el que las competencias tecnológicas y la creatividad tendrán un peso cada vez mayor.
Preparativos para la nueva temporada de la liga
Tras el balance positivo de la experiencia, la Comunidad de Madrid ha iniciado ya la organización de la segunda edición de la Liga Intermunicipal de Minecraft, con la previsión de que el campeonato se celebre a comienzos de 2026. La idea es mantener la estructura en tres fases, reforzando aquellos aspectos que mejor han funcionado e incorporando ajustes a partir de la experiencia acumulada.
Entre los objetivos de esta nueva temporada figura consolidar la liga como cita habitual dentro del calendario educativo regional, de manera que centros y docentes puedan planificar su participación con mayor antelación. También se estudia la posibilidad de ampliar la difusión de los proyectos para que el trabajo realizado por los equipos tenga una mayor proyección dentro y fuera de la comunidad escolar.
La intención de la Consejería de Digitalización es que se sumen cada vez más centros, incluidos aquellos que no participaron en la primera edición. Para ello, se prevé reforzar la comunicación con los colegios y ofrecer orientaciones metodológicas y materiales de apoyo al profesorado, con el fin de facilitar la integración de la liga en la programación de aula.
Asimismo, el diseño de la nueva temporada buscará mantener el equilibrio entre el componente competitivo y la dimensión formativa del torneo. La organización insiste en que la liga no se concibe solo como un concurso, sino como un proyecto educativo de largo recorrido en el que el alumnado adquiere habilidades que van más allá de la propia construcción en Minecraft.
De cara a la próxima edición, se espera que participen tanto centros que repiten experiencia como colegios que se incorporan por primera vez. En ambos casos, la administración autonómica confía en que el formato de la liga continúe sirviendo para acercar la tecnología al aula de forma creativa y conectada con el territorio, aprovechando el interés que despierta el videojuego entre los más jóvenes.
Con este planteamiento, la Liga Intermunicipal de Minecraft se perfila como una de las propuestas más singulares en el cruce entre educación, patrimonio y mundo digital dentro de la Comunidad de Madrid, al ofrecer a los escolares un espacio donde investigar su entorno, trabajar en equipo y trasladar todo ese aprendizaje a un escenario virtual que ellos mismos construyen bloque a bloque.
