Así funciona la alerta de Google que sonó en los móviles por el terremoto de Vitoria

Última actualización: diciembre 10, 2025
  • La alerta sísmica que despertó a miles de móviles Android en Euskadi y zonas cercanas procede del sistema gratuito de Google, no de Es-Alert.
  • Los teléfonos usan sus acelerómetros y la ubicación activada para detectar vibraciones y enviar datos a los servidores de Google.
  • Según la intensidad (escala MMI), la notificación puede ser un aviso discreto o una alarma sonora que ignora el modo No Molestar.
  • El mensaje genérico de Google sobre posibles réplicas generó más inquietud que calma en Vitoria, Miranda y otros municipios.

Alerta de Google en móviles Android por terremoto

La pasada medianoche, miles de móviles Android vibraron y emitieron sonidos inusuales en Vitoria-Gasteiz, buena parte de Álava y localidades cercanas como Miranda de Ebro o algunos municipios de Gipuzkoa. Muchos vecinos se despertaron sobresaltados sin saber muy bien qué estaba ocurriendo, con un mensaje en pantalla que hablaba de un terremoto cerca de Vitoria y de la posibilidad de réplicas.

Lejos de tratarse de un fallo o de un bulo, el aviso procedía del sistema de alertas de terremotos integrado en Android y gestionado por Google. Esta herramienta, pensada inicialmente para regiones con mucha actividad sísmica como California, lleva tiempo activa también en España y se apoya en los sensores de los propios teléfonos para detectar temblores y avisar a la población con unos segundos de antelación.

Un terremoto en Álava que se notó más en los móviles que en el suelo

Terremoto en Vitoria y reacción de móviles Android

El origen de toda la cascada de notificaciones fue un seísmo registrado de madrugada en la zona de Iruña de Oca (Álava), muy cerca de Vitoria-Gasteiz. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) situó la magnitud del terremoto en torno a 4,0 en la escala de magnitud, suficiente para que muchas personas notaran un temblor breve, un ruido sordo o el balanceo de camas y lámparas, pero sin provocar daños materiales ni personales.

En Vitoria y su entorno, varios testimonios describen sacudidas cortas, acompañadas de un ruido profundo, como si hubiese una explosión cercana o un golpe muy fuerte en el edificio. Algunas personas se despertaron con la sensación de que la cama se movía en varias direcciones, otras pensaron en un fallo del ascensor o en un choque de coches, hasta que, segundos después, vieron aparecer en su móvil la alerta por terremoto.

En otras zonas de Álava, La Rioja o Burgos, como Miranda de Ebro, Haro o Logroño, el temblor se percibió de forma mucho más leve o incluso pasó desapercibido. Sin embargo, la notificación sí llegó a buena parte de los dispositivos Android, generando más revuelo por el sonido y el mensaje que por la propia sacudida del terreno.

En municipios guipuzcoanos próximos a la muga alavesa, como Arrasate, Eskoriatza, Aretxabaleta o Leintz-Gatzaga, la escena se repitió: la mayoría de vecinos apenas notaron el seísmo, pero sí el zumbido y la vibración del teléfono. De ahí surgió una frase muy repetida durante la mañana: «Ha vibrado más el móvil por la alerta que el suelo».

Aunque los datos del IGN señalan que el temblor se dejó sentir, de forma tenue, incluso en puntos más alejados de Gipuzkoa y La Rioja, no se registraron incidencias graves ni llamadas masivas a los servicios de emergencia. La actividad sísmica en la zona volvió rápidamente a valores normales y no se han confirmado réplicas de magnitud significativa.

Qué es exactamente la alerta de Google que sonó en los Android

Sistema de alertas de terremotos de Google en España

El aviso que desveló a tanta gente en el País Vasco y zonas cercanas no fue un mensaje enviado por Protección Civil ni por ninguna institución española. Tampoco tenía relación con Es-Alert, el sistema oficial de alertas de emergencia que se prueba periódicamente en distintas comunidades autónomas. Se trataba de una notificación del servicio de alertas sísmicas de Android, desarrollado por Google y activado en la mayoría de móviles con este sistema operativo.

Este sistema funciona a partir de dos pilares: la red clásica de sismógrafos y los sensores de los propios teléfonos. Para ello, aprovecha los acelerómetros que incluyen los smartphones, unos pequeños componentes capaces de detectar vibraciones y cambios bruscos en el movimiento del dispositivo. Cuando muchos móviles en una misma zona detectan al mismo tiempo un patrón compatible con un terremoto, se genera una señal de posible seísmo.

En ese momento, cada dispositivo envía datos anónimos a los servidores de Google, donde se cruzan con la información de otros teléfonos y con los registros de estaciones sísmicas. Si el sistema confirma que se trata de un terremoto real y no de una falsa alarma, se calculan la intensidad de las sacudidas, la zona afectada y el tiempo disponible para avisar a los usuarios que aún pueden notar el temblor.

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Un aspecto clave es que las notificaciones se basan en la escala de intensidad MMI (Mercalli Modificada), que mide cuánto se siente el movimiento en superficie, y no directamente en la magnitud de la escala de Richter. En función de esa intensidad, el sistema decide si envía un simple aviso en forma de notificación o una alerta mucho más llamativa con sirena incorporada.

En el caso del terremoto cerca de Vitoria, la mayoría de usuarios recibió una notificación estándar, similar a la de cualquier aplicación, sin estridencias extremas. De haber superado determinados umbrales de intensidad (aproximadamente a partir de MMI IV-V y magnitudes superiores a 4,5), el sistema habría hecho sonar una alarma fuerte que incluso ignora el modo No Molestar y enciende la pantalla del móvil.

Por qué el mensaje de Google generó más miedo que calma

Una de las cuestiones que más comentarios ha provocado es el contenido textual del aviso. El mensaje de Google es genérico y se utiliza en numerosos países, por lo que no está adaptado al contexto concreto de Euskadi o de España. Entre otras cosas, incluye frases como «Suele haber réplicas», pensadas para recordar que, tras un terremoto, pueden producirse sacudidas posteriores.

Esa advertencia, unida a la hora a la que sonó el aviso y al hecho de que muchas personas apenas sabían que existía este sistema en su móvil, disparó la preocupación en bastantes hogares. En Vitoria, Miranda y distintos municipios de Álava y Gipuzkoa, no fueron pocos los vecinos que salieron a la calle o comenzaron a intercambiar mensajes en redes sociales y grupos de WhatsApp, preguntando si podían venir más temblores.

En paralelo, los servicios de emergencia tardaron un tiempo en difundir mensajes de calma, ya que primero debían confirmar con exactitud los datos del seísmo y sus posibles consecuencias. Ese vacío inicial de información oficial, mientras el móvil hablaba de terremotos y réplicas, alimentó la sensación de alarma entre quienes se habían despertado con el aviso y los ruidos del edificio.

También se produjo cierta confusión entre la ciudadanía al mezclar las alertas de Google con las pruebas previas del sistema Es-Alert, que en Álava se había testado semanas antes en un simulacro organizado por el Gobierno vasco. Muchos pensaron que se trataba de un nuevo aviso oficial, cuando en realidad eran dos plataformas completamente distintas y gestionadas por actores diferentes.

Todo ello ha reabierto el debate sobre la conveniencia de explicar mejor a la población qué avisos pueden llegar a sus teléfonos, quién los envía y qué significado tienen. Conocer de antemano estas herramientas ayudaría a reducir el miedo y a reaccionar de forma más serena cuando el móvil suena de madrugada por un terremoto u otra emergencia.

Diferencias entre las alertas de Google y el sistema Es-Alert

Aunque ambas llegan al teléfono móvil, las alertas sísmicas de Android y el sistema Es-Alert responden a lógicas muy diferentes. Es-Alert es la herramienta oficial de avisos masivos en España, coordinada por Protección Civil y las administraciones públicas. Se usa en situaciones de emergencia grave o inminente, como inundaciones, incendios de gran magnitud o amenazas para la población.

Para enviar un mensaje de Es-Alert, las autoridades deben activar de forma expresa la alerta a través de las redes de telefonía móvil. El texto del aviso está redactado por los organismos oficiales y se adapta al idioma y a la situación concreta. Además, cuando se realizan simulacros, como el llevado a cabo en Álava el 13 de noviembre, se avisa con antelación a la ciudadanía de que se trata solo de una prueba.

En cambio, el sistema de Google funciona de forma automática y no depende de una orden directa de las instituciones. Son los algoritmos de la compañía los que determinan si se ha producido un terremoto, qué zona puede verse afectada y qué tipo de aviso se envía a los usuarios. No es un canal oficial del Gobierno, aunque en la práctica pueda ofrecer información útil en los primeros segundos tras un seísmo.

Otra diferencia importante es que, para recibir Es-Alert basta con estar conectado a la red móvil y en la zona geográfica afectada, mientras que las alertas de Google requieren que el usuario tenga un dispositivo Android compatible, la función de alertas activada, la ubicación encendida y, en la mayoría de casos, conexión de datos.

Por ello, la alerta que despertó a tanta gente por el terremoto de Vitoria es completamente ajena a las instituciones españolas, aunque ambos sistemas puedan coexistir en los mismos teléfonos. De hecho, algunos vecinos de la zona aseguran que, en anteriores episodios, han recibido tanto mensajes de Es-Alert como de Google, lo que añade una capa más de complejidad a la hora de entender quién está avisando y por qué.

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Cómo se activan (y se desactivan) las alertas de terremotos en Android

Para que el aviso de Google llegue al teléfono, es imprescindible que la función de alertas sísmicas esté activa en el dispositivo. En muchos móviles recientes viene habilitada por defecto, pero es posible comprobarlo o cambiarlo desde el menú de ajustes del sistema operativo Android.

En la mayoría de modelos, el recorrido básico es el siguiente: abrir la app de Configuración, entrar en el apartado Seguridad y emergencia y buscar la opción Alertas de terremotos o Alertas de sismos. Dentro de ese menú se encuentra un interruptor que permite encender o apagar este tipo de notificaciones. Algunos fabricantes sitúan la opción en otra ruta, por ejemplo en Ajustes > Ubicación > Avanzado > Alertas de terremotos.

Además de tener la función activada, es necesario que el móvil tenga la ubicación encendida, ya sea mediante GPS, redes móviles o WiFi. El sistema de Google utiliza esa información de posición para determinar si el usuario se encuentra dentro de la zona donde el temblor puede sentirse con cierta intensidad y, en consecuencia, si conviene enviarle el aviso.

Conviene tener en cuenta que la recepción de estas alertas está supeditada a la cobertura de datos y al tipo de conexión. Aunque en algunos casos los mensajes pueden llegar mediante la red móvil convencional, el sistema se apoya sobre todo en Internet para enviar y recibir datos casi en tiempo real. Si el teléfono está en modo avión o sin conexión, es probable que la notificación no aparezca.

Para quienes prefieran no recibir estos avisos, la desactivación también se hace desde el mismo menú de ajustes. No obstante, los organismos especializados recomiendan mantenerlas encendidas, ya que pueden ofrecer unos segundos de margen para tomar medidas básicas de autoprotección, especialmente en zonas donde los terremotos son más frecuentes o intensos que el registrado en Álava.

Qué hace el sistema de Google cuando detecta un temblor

El funcionamiento interno del sistema de Google combina tecnología de sensores y análisis masivo de datos. En primer lugar, los acelerómetros de los teléfonos Android detectan vibraciones que encajan con el patrón típico de una onda sísmica. Estos sensores están calibrados para diferenciar, en la medida de lo posible, entre un terremoto real y otras sacudidas normales del día a día.

Cuando un número suficiente de móviles en una misma área geográfica registra una señal similar, cada dispositivo envía un paquete de información a los servidores de Google, de manera automática y anónima. Esa información incluye, entre otros elementos, la intensidad medida, el momento exacto de la vibración y la ubicación aproximada del terminal.

En los centros de datos, los algoritmos cruzan todos esos informes con la red de sismógrafos tradicionales. Si el patrón encaja con un seísmo real, se estiman la magnitud, la profundidad y la extensión de la zona afectada. Con esos cálculos, el sistema determina en qué lugares aún no ha llegado la onda principal y dispone de unos segundos para lanzar un aviso preventivo.

Cuando el terremoto supera ciertos umbrales de intensidad, los usuarios de Android próximos al epicentro reciben en su pantalla una notificación con información básica: la localización aproximada del seísmo, la magnitud, la distancia a la que se encuentran y algunas recomendaciones de seguridad (como alejarse de ventanas o ponerse a cubierto bajo una mesa resistente).

Según la intensidad calculada en la escala MMI, el sistema distingue entre dos niveles de alerta: para sacudidas moderadas o bajas, la notificación llega como un aviso normal, similar a un mensaje de una app cualquiera; para sismos más fuertes (a partir de intensidades equivalentes a MMI IV-V y magnitud en torno a 4,5 o superior), el móvil emite un sonido estridente, vibra con fuerza e incluso ignora el modo No Molestar para llamar la atención del usuario.

La escala de intensidad: por qué algunos lo notaron mucho y otros casi nada

Uno de los motivos por los que la experiencia del terremoto fue tan distinta entre vecinos de una misma ciudad está en la escala que se utiliza para medir lo que realmente siente la gente: la intensidad de Mercalli Modificada (MMI). Esta escala, que va de I (no se siente) a X (sacudidas extremas), describe los efectos observables en edificios, objetos y personas.

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A diferencia de la magnitud, que es un valor único para todo el seísmo, la intensidad puede variar notablemente de un barrio a otro, en función de la distancia al epicentro, el tipo de suelo, la profundidad del terremoto o las características del edificio. Por eso hay quienes hablan de un ruido sordo y un fuerte golpe en el edificio, mientras que otros, a pocos kilómetros, dicen que no sintieron nada y solo vieron la alerta en el teléfono.

En el caso de Álava, los informes recopilados por distintas plataformas especializadas muestran testimonios que van desde «sacudidas moderadas» hasta «apenas un balanceo ligero». Algunos vecinos de Vitoria describen la sensación de estar sobre una ola o de notar dos golpes muy secos, mientras que en lugares como Logroño o Haro se habla de un leve temblor que duró apenas unos segundos.

Para elaborar estadísticas fiables, estos servicios solo tienen en cuenta los informes que incluyen coordenadas de latitud y longitud y filtran aquellos que parecen exagerados o poco precisos. A partir de esa información se genera un mapa de intensidades que ayuda a entender dónde se ha notado más el terremoto y cómo podría mejorar la respuesta ante futuros episodios.

En cualquier caso, y pese a las sensaciones de miedo o desconcierto de algunas personas que se despertaron con la casa temblando, el seísmo de Iruña de Oca no causó daños en Álava ni en las provincias colindantes, más allá del susto y del ruido de algunas alarmas de coches que se dispararon en el momento del temblor.

Reacción social: del susto inicial a la curiosidad por el sistema

La madrugada del terremoto dejó infinidad de anécdotas. En localidades como Arrasate, varios vecinos comentaban al día siguiente que se habían enterado del seísmo por la pantalla del móvil antes que por los medios. Algunos grupos familiares de WhatsApp se llenaron de mensajes cruzados entre parientes de México, Chile o zonas sísmicas, que preguntaban preocupados si todo estaba bien.

En Miranda de Ebro, muchos vecinos reconocían que la alerta llegó a despertarles aunque no sintieran claramente el temblor. Preguntas como «¿habrá réplicas?» o «¿lo habéis notado?» se multiplicaron en redes sociales durante los primeros minutos tras el seísmo, hasta que comenzaron a difundirse mensajes explicando que no se esperaban sacudidas de mayor intensidad.

En Vitoria, varios testimonios recogidos tras el terremoto hablan de sensaciones de miedo, incertidumbre y sorpresa por vivir algo poco habitual en la ciudad. Algunas personas salieron al portal o miraron por las ventanas buscando señales de explosiones o accidentes, y solo al consultar las noticias o ver la alerta en detalle confirmaron que se trataba de un terremoto.

Pasado el susto, la curiosidad tecnológica ha ido ganando terreno. Muchas personas han descubierto por primera vez que su móvil incluye un sistema de alertas sísmicas gratuito, configurable y que funciona de forma global. También se han planteado dudas sobre la privacidad de los datos y el uso de los sensores, aspectos que Google asegura gestionar de manera anónima y agregada.

Todo este episodio ha servido, en definitiva, para que buena parte de la población del entorno de Vitoria, Miranda y la muga entre Álava, Burgos y La Rioja sea más consciente de cómo funcionan las alertas de emergencia en el móvil, tanto las oficiales como las basadas en plataformas privadas. Conocer mejor estas herramientas puede marcar la diferencia a la hora de mantener la calma y actuar con rapidez cuando el teléfono vuelve a sonar en plena noche por un motivo que no es un simple mensaje.

Lo ocurrido con la alerta de Google por el terremoto de Vitoria ilustra cómo la combinación de sensores móviles, redes sísmicas y sistemas de aviso inmediato puede ayudar a detectar temblores y a informar a la ciudadanía en cuestión de segundos, pero también pone sobre la mesa la necesidad de explicar mejor qué mensajes llegan al móvil, quién los envía y qué hacer cuando aparecen, para que un recurso pensado para mejorar la seguridad no se convierta, por desconocimiento, en una fuente adicional de angustia.

Google alerta de terremoto
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