- SpaceX aplaza el despegue por un problema en sistemas en tierra y prepara una nueva ventana inminente desde Starbase (Texas).
- Lecciones del Vuelo 9: rediseño del difusor de presurización, más inspecciones de COPV y ajustes en el descenso del Super Heavy.
- Objetivos del Vuelo 10: cuasiórbita, despliegue de 8 simuladores de satélites, reencendido de un Raptor y amerizajes controlados.
- La FAA cierra la investigación previa y autoriza nuevas pruebas; crece la presión por Artemis y las críticas ambientales.
SpaceX ha pospuesto en el último minuto el despegue de su Starship por una incidencia en los sistemas de apoyo en tierra, un giro que mueve el foco al siguiente intento de vuelo de prueba del sistema de lanzamiento más potente del mundo desde Starbase (Texas).
Lejos de los titulares rimbombantes, el panorama es claro: tras un año con avances y contratiempos, la compañía afina cambios técnicos para el próximo intento —el conocido como Vuelo 10— con el que busca validar mejoras en el propulsor Super Heavy y en la etapa superior.
Último aplazamiento y nueva ventana de lanzamiento
La compañía comunicó que el intento se canceló a escasos minutos del despegue para solucionar un problema en tierra. No hay una fecha cerrada, pero los cierres de carreteras y la operativa en Starbase apuntan a una nueva oportunidad en breve.
Cuando llegue el momento, la ventana se abrirá en torno a las 18:30 hora local de Texas y, como es habitual, la retransmisión comenzará aproximadamente media hora antes en los canales oficiales de SpaceX y en su emisión en directo.
Este despegue será el cuarto intento del año, después de varios vuelos que terminaron antes de tiempo. El éxito no está garantizado, pero cada prueba alimenta el enfoque de iteración rápida que SpaceX aplica a Starship.
Lo aprendido del Vuelo 9 y de la explosión en tierra
El 27 de mayo, el Super Heavy B14 voló por segunda vez con separación en caliente correcta y un regreso muy exigente aerodinámicamente; sin embargo, durante el encendido de aterrizaje se rompió una conducción interna de propelente en el tanque criogénico y el propulsor se destruyó antes de tocar el agua.
La etapa superior S35 alcanzó una trayectoria cuasiorbital, pero sufrió una fuga de metano vinculada al difusor del sistema de presurización. El gas se acumuló en el cono, forzó la cancelación del despliegue de maquetas de satélites y la nave acabó perdiendo el control durante la reentrada sobre el Índico.
Semanás después, la S36 explotó en una prueba en tierra por el fallo de un recipiente de presurización (COPV) en la bahía de carga, un evento que empujó a SpaceX a reforzar inspecciones, reducir presiones operativas y añadir cubiertas protectoras.
De cara a reentradas futuras, la compañía también ha decidido retirar de forma deliberada parte de las losetas térmicas en zonas concretas para medir límites y vulnerabilidades del escudo en condiciones reales.
Qué cambia ahora en Starship y en Super Heavy
Para el Vuelo 10, SpaceX empleará la Starship S37 junto al Super Heavy B16 (generación v2). El propulsor estrena tres aletas de rejilla más grandes en lugar de cuatro y la empresa limitará los ángulos de ataque durante el regreso para reducir cargas estructurales.
En la etapa superior, el difusor de presurización de metano ha sido rediseñado tras replicarse el fallo en el banco de pruebas de McGregor. Además, se han endurecido los controles de COPV con pruebas adicionales e inspecciones no destructivas.
La nave incorpora herrajes e instrumentación en los laterales para ensayos térmicos y estructurales, y se han afinado superficies móviles traseras. La telemetría se apoyará en enlaces mejorados para captar fases críticas que suelen perder señal.
Perfil de misión y objetivos del Vuelo 10
El plan contempla despegue desde Starbase, ascenso sobre el golfo de México y una trayectoria cuasiorbital antes de la reentrada. No se intentará la captura con los brazos de la torre en esta ocasión.
El Super Heavy buscará un amerizaje controlado frente a la costa de Texas tras unos seis minutos y medio, con maniobras pensadas para llevar el vehículo a su límite y ampliar la base de datos de rendimiento real.
La Starship intentará desplegar ocho simuladores de satélites y reencender uno de sus motores en el espacio, antes de encarar una reentrada controlada hacia una zona designada en el océano Índico alrededor de la hora de vuelo.
SpaceX mantiene su filosofía de desarrollo iterativo y tolerancia al fallo: incluso si no se cumplen todos los hitos, los datos recabados guiarán las siguientes versiones con el objetivo de alcanzar un sistema total y rápidamente reutilizable.
Licencia, presión del calendario y reacciones
La FAA cerró la investigación del incidente anterior y dio por buenas las medidas correctivas, permitiendo a SpaceX reanudar los vuelos de prueba bajo su licencia comercial desde Texas con un tope ampliado de campañas anuales.
Al mismo tiempo, surgen críticas y protestas por el impacto ambiental en el entorno de Boca Chica y en el Golfo; autoridades de México y del Reino Unido han seguido de cerca los reportes de fragmentos en sus áreas de interés.
La expectación pública sigue siendo elevada: cada vuelo de Starship se mira con lupa por su potencial para abaratar el acceso al espacio, desplegar grandes cargas y habilitar misiones lunares y, a largo plazo, marcianas.
Tras el aplazamiento, el siguiente intento de Starship pretende demostrar que los ajustes —del difusor de presurización a las nuevas rejillas del Super Heavy— están listos para sostener una campaña de pruebas más estable y con objetivos de vuelo cada vez más ambiciosos.