- El Día Mundial del Cerebro busca concienciar sobre la salud cerebral y enfermedades neurológicas.
- Más de mil millones de personas sufren trastornos neurológicos en el mundo.
- La prevención y los hábitos saludables son esenciales para proteger el cerebro.
- El cuidado cerebral es fundamental desde la infancia hasta la vejez.
El Día Mundial del Cerebro se conmemora cada 22 de julio y es una iniciativa impulsada por la Federación Mundial de Neurología para aumentar la conciencia sobre la salud cerebral y la prevención de enfermedades neurológicas. Esta fecha es un llamado internacional a reflexionar sobre la importancia que tiene este órgano en todas las etapas de la vida, así como a tomar medidas que favorezcan su cuidado.
Resulta realmente impresionante que el cerebro humano, con sus cerca de 86 mil millones de neuronas y billones de conexiones, orqueste desde acciones simples hasta las funciones más complejas como la memoria, la creatividad, las emociones o el lenguaje. Su buen estado depende en gran parte de la calidad de vida, pero también de la esencia misma de quienes somos y cómo percibimos nuestro entorno.
El conocimiento sobre el cerebro no solo es fascinante por su complejidad, sino que además aporta claves valiosas para entender cómo prevenir o retrasar la aparición de trastornos neurológicos. En España y en todo el mundo, muchas patologías como el ictus, Alzheimer, epilepsia, Parkinson o esclerosis múltiple afectan a millones de personas y representan un importante porcentaje de discapacidad y decesos.
Expertos y organizaciones aprovechan este día para subrayar que la prevención y el adopción de hábitos saludables pueden repercutir notablemente en la reducción del riesgo de muchas enfermedades cerebrales, incluso cuando existen factores genéticos o el envejecimiento interviene.
Cómo mantener el cerebro sano: recomendaciones principales
Priorizar la salud cerebral implica adoptar una serie de hábitos que benefician tanto a nivel físico como mental y emocional. Para muchas afecciones, la prevención empieza desde la infancia e incluso durante el embarazo. Las sociedades científicas y asociaciones de pacientes han elaborado distintos decálogos y guías con consejos de aplicación práctica para todas las edades:
- Estimular la mente a través de actividades como la lectura, juegos de lógica, aprender idiomas, manualidades o tocar instrumentos musicales.
- Realizar ejercicio físico de forma regular, ya sea deporte o simples paseos diarios, ayuda a mantener la circulación y la salud vascular.
- Evitar el consumo de sustancias perjudiciales como tabaco, alcohol, drogas y reducir la exposición a la contaminación.
- Alimentación equilibrada basada en frutas, verduras, legumbres, pescado azul y grasas saludables, evitando ultraprocesados y azúcares añadidos.
- Dormir bien, intentando mantener rutinas de sueño consistentes y evitando pantallas antes de dormir.
- Potenciar las relaciones sociales y el apoyo emocional para prevenir el aislamiento, principal enemigo del bienestar cognitivo.
- Controlar factores de riesgo como hipertensión, diabetes, obesidad y estrés, que pueden dañar gradualmente el tejido cerebral.
- Proteger la cabeza de golpes o traumatismos utilizando casco en actividades de riesgo y respetando las medidas de seguridad.
La Sociedad Española de Neurología advierte que hasta el 90% de los casos de ictus y un 40% de los de Alzheimer podrían evitarse adoptando estas prácticas básicas. Igualmente, organizaciones como la CEAFA recuerdan que actuar sobre factores de riesgo modificables como la inactividad física, la mala dieta o el aislamiento social, reduce de forma notable la probabilidad de sufrir demencia.
Las enfermedades neurológicas más frecuentes y su impacto
Los trastornos neurológicos y psiquiátricos constituyen una de las principales causas de discapacidad en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, afectan a casi mil millones de personas en el planeta y están detrás de aproximadamente el 14% de los fallecimientos en España. Entre los más comunes se encuentran:
- Migraña: una de las causas principales de incapacidad entre adultos jóvenes.
- Accidente cerebrovascular (ictus): suele ocurrir por obstrucción o hemorragia que daña áreas cerebrales fundamentales.
- Enfermedades neurodegenerativas: Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple y enfermedades menos conocidas, que afectan progresivamente la memoria, el movimiento, la capacidad de aprender y la autonomía.
- Trastornos mentales: la depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar o el estrés postraumático pueden tener relación con el funcionamiento del cerebro.
- Enfermedades infecciosas: bacterias y virus pueden provocar meningitis, encefalomielitis o enfermedades congénitas con repercusiones sobre el desarrollo cerebral.
El avance en investigación y el desarrollo de nuevas terapias generan esperanza para quienes sufren estos trastornos. Sin embargo, la prevención y la detección temprana siguen siendo las estrategias más eficaces para limitar el impacto individual y social de estos problemas.
Salud cerebral a todas las edades: desde la infancia hasta la vejez
Las recomendaciones específicas para el cuidado cerebral varían según la etapa de la vida. En la infancia, expertos aconsejan promover la nutrición adecuada durante el embarazo, juego activo, sueño de calidad, entornos amorosos y seguros, limitar el tiempo de pantallas, actividad física, interacción social, escolarización, prevención de lesiones y detección temprana de signos de alteraciones del desarrollo. El acompañamiento de los padres y la monitorización sanitaria son claves en esta fase.
En la adultez y la vejez, la prevención secundaria —como las revisiones periódicas y el acceso a tratamientos cuando corresponda— se suma a los hábitos preventivos. Un entorno que fomente la actividad física, el contacto social y la estimulación intelectual es especialmente importante en la tercera edad, cuando la incidencia de demencia y trastornos neurodegenerativos aumenta considerablemente.
El lema «Salud cerebral para todas las edades» recuerda que nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para comenzar a cuidar este órgano esencial. La colaboración entre ciudadanía, profesionales de la salud e instituciones resulta fundamental para lograr entornos favorables y políticas públicas eficaces.
Gracias a la celebración del Día Mundial del Cerebro, cada año se pone de relieve que entender y proteger nuestro cerebro es una tarea colectiva. La conjunción de avances científicos, campañas de educación sanitaria y la implicación individual son pilares imprescindibles para preservar la salud cerebral, ahora y en el futuro.