- Japón establece un nuevo hito en velocidad de Internet, alcanzando 1,02 petabits por segundo.
- Starlink anuncia acceso satelital directo para móviles, ampliando la cobertura en zonas remotas.
- La seguridad y vigilancia digital se refuerzan ante el aumento de amenazas y restricciones.
- La brecha digital y la demanda de conexión rápida siguen impulsando la innovación en infraestructuras.
En la vida diaria actual, la importancia de contar con Internet rápido y seguro es indiscutible. Ya sea para trabajar, disfrutar de contenidos en streaming, gestionar dispositivos inteligentes en casa o simplemente estar en contacto, la red se ha convertido en un servicio esencial, tan necesario como el acceso a la energía o al agua potable. Sin embargo, todavía existen retos significativos, como la mejora de la velocidad de conexión, la cobertura en zonas rurales y el fortalecimiento de la seguridad digital ante los nuevos riesgos cibernéticos.
Los últimos años han sido testigos de avances sin precedentes en el mundo de Internet. El crecimiento de la demanda ha estimulado la innovación, llevando a logros que hasta hace poco parecían inalcanzables. No solo se trata de tener más dispositivos conectados, sino de lograr una experiencia online estable, ultrarrápida y accesible para todos los usuarios, sin importar su localización.
Japón rompe los límites de la velocidad de Internet
Un equipo japonés ha marcado un antes y un después en la historia de las telecomunicaciones, estableciendo un récord mundial de velocidad de transmisión de datos: 1,02 petabits por segundo. Esto equivale a más de un millón de gigabits por segundo, una cifra tan elevada que, para hacerse una idea, permitiría descargar el catálogo completo de una plataforma como Netflix en menos de un segundo.
El logro ha sido posible gracias a investigadores del Instituto Nacional de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (NICT) de Japón, quienes han empleado una fibra óptica innovadora de 19 núcleos. Lo relevante no es solo la velocidad, sino la estabilidad conseguida: los datos se transmitieron de manera fiable a lo largo de 51,7 kilómetros, superando barreras como la degradación de señal y las interferencias que históricamente han limitado el alcance y eficacia de este tipo de infraestructuras.
El secreto radica en el diseño de la fibra óptica. Al integrar múltiples núcleos y trabajar con más de 50 longitudes de onda distintas, han conseguido multiplicar la capacidad de la red sin tener que aumentar el diámetro de los cables. Es, en esencia, como convertir una carretera de un solo carril en una autovía de 19 carriles independientes, agilizando el flujo de datos y minimizando interferencias.
El impacto potencial de esta tecnología podría revolucionar la forma en que consumimos contenidos digitales, impulsando usos avanzados como la inteligencia artificial, la realidad virtual, la computación en la nube y los vehículos autónomos, todos ellos necesitados de velocidades astronómicas y baja latencia.
Expansión del Internet satelital: Starlink y la conectividad global
Mientras en los laboratorios se baten récords, en el día a día la conectividad global sigue dando pasos de gigante. Un ejemplo lo representa Starlink, el sistema de Internet satelital de SpaceX, que desde mediados de julio ampliará su servicio para ofrecer acceso a Internet directamente a teléfonos móviles convencionales.
Gracias a su extensa red de satélites en órbita baja, Starlink permitirá a usuarios en áreas remotas, montañosas o rurales, así como a quienes viajan fuera de zonas urbanizadas, disfrutar de conexión veloz, baja latencia y sin necesidad de torres o cableado tradicional. Entre las operadoras colaboradoras destaca T-Mobile, aunque el servicio está abierto también a clientes de otras compañías como Verizon o AT&T.
La arquitectura de Starlink utiliza satélites situados a unos 550 kilómetros de altura, alejados de los sistemas geoestacionarios habituales. Esto posibilita una mejora significativa en la velocidad y en el tiempo de respuesta. Con más de 6.750 satélites activos y en combinación con su tecnología T-Satellite, Starlink se perfila como una alternativa estratégica tanto para hogares desconectados como para situaciones de emergencia, mejorando cada vez más la experiencia de navegación y reduciendo la brecha digital.
La lista de teléfonos compatibles se irá ampliando, pero ya incluye modelos recientes de Samsung, Motorola, Google y Apple. Así, el acceso a Internet dejará de depender de la cobertura de antenas terrestres, y será posible seguir conectado prácticamente en cualquier lugar del planeta.
Desafíos de seguridad y restricciones en la red
El avance de la infraestructura también ha puesto sobre la mesa nuevos conflictos en torno al uso y al control del acceso a Internet. A nivel internacional, los cortes de conexión y la censura de contenidos se han incrementado, siendo Rusia uno de los países donde el Estado recurre con mayor frecuencia a la interrupción de servicios de Internet móvil y al bloqueo de páginas web.
Estos cortes suelen justificarse como medidas de seguridad nacional o para evitar la propagación de informaciones consideradas “extremistas”. Sin embargo, expertos cuestionan su eficacia y advierten de su impacto negativo en la libertad de información, el desarrollo económico y la vida social. La tendencia apunta a un Estado cada vez más intervencionista en el tráfico digital, con Rusia liderando el número de cortes registrados en el último año, tendencia que podría intensificarse en el futuro próximo.
Además, la proliferación de ataques cibernéticos, fraudes y amenazas digitales ha convertido la ciberseguridad en una prioridad global. Iniciativas como la #ExperienciaINCIBE en España buscan sensibilizar y formar a los ciudadanos en protección digital, desde niños hasta mayores, reforzando la idea de que la seguridad en Internet es responsabilidad de todos.
La transformación de la sociedad en la era digital
Todos estos avances y desafíos muestran que Internet no es solo una herramienta, sino que forma parte de la estructura misma de la sociedad moderna. Desde la velocidad de transmisión, pasando por la cobertura universal y la seguridad, hasta la protección de los derechos digitales, las distintas facetas de la red marcan el día a día de millones de personas.
La constante innovación en fibra óptica, la expansión de redes satelitales y el refuerzo de las medidas de ciberseguridad responden a la demanda de una conexión más rápida, fiable y segura. Es importante también encontrar un equilibrio entre el acceso universal, la protección de la privacidad y la defensa frente a amenazas emergentes, en un mundo cada vez más dependiente de la conectividad digital.
El escenario mundial de Internet evoluciona rápidamente, desde récords impresionantes hasta soluciones que prometen llevar la conectividad allí donde antes parecía imposible. La conectividad se consolida como uno de los pilares del desarrollo humano en el siglo XXI.